Jannik Sinner ha vuelto a demostrar que es un tenista prácticamente inabordable en pista dura actualmente. El italiano impuso su autoridad ante un Alexander Zverev que se vio sin argumentos para combatir a una máquina perfecta programada para la victoria ineludible. Con un marcador de 6-3 7-6 (4) 6-3, conquistó su tercer título de Grand Slam en el Open de Australia 2025.
Una era de dominio insultante. Esa es la idea que se viene a la mente cuando se ve competir a Jannik Sinner en pista dura. Como si estuviera diseñado por una Inteligencia Artificial, el italiano ha caminado por el Open de Australia 2025 con un aplomo sobrehumano, frustrando cualquier atisbo de esperanza en un Alexander Zverev que terminó desesperado ante la falta de rendijas por las que colarse en el tenis pétreo de su rival. Algo histórico puede estar gestándose con el de San Cándido.
Desde los compases iniciales del primer set pudo comprobarse que Zverev tenía problemas para encontrar el esquema de juego ideal que suscitara ciertas esperanzas en él. Jugar con peso con su drive, incidir en la derecha de su rival y encontrar un equilibrio entre agresividad y consistencia eran las máximas con las que salió a pista. Nada puede reprocharse al germano en ese plan, que ejecutó bien, pero en cuanto bajó un ápice su porcentaje de primeros saques, se encontró con el asedio inmisericorde del italiano, que consumó su superioridad con un break a la postre definitivo.
- Zverev fue presa de la desesperación ante la perfección de Sinner y terminó con 44 errores no forzados
Se movía con más velocidad, tenía un puntito más de potencia en sus tiros, aguantaba todo lo que le planteaba Sascha y no dudaba a la hora de afrontar puntos decisivos. Sinner parecía inabordable también en la segunda manga, pero el germano incrementó su nivel y consiguió mantener la igualdad y ponerse con un prometedor 0-30 en el duodécimo juego. Ahí se produjo el primer gran punto de inflexión, con una respuesta catedralicia del italiano, incluyendo el punto más espectacular del partido, que cayó de su lado.
No desfalleció Sascha, quien compitió al máximo en un tiebreak que parecía ser su último tren a la gloria. Era el momento de dar un golpe sobre la mesa y demostrar que al otro lado de la red había un humano y no un robot. Sin embargo, con 4-4 en el marcador, se produjo una jugada muy afortunda para el italiano, con toque de la bola en la red, cayendo muerta al otro lado y desatando los demonios en un Zverev que veía cómo, después de ese golpe de fortuna, el robot volvía a ejecutar las órdenes con la frialdad y precisión que acostumbra, para ponerse con dos sets de ventaja.
- Sinner no ha tenido que afrontar ni una sola de break en contra durante esta final
La montaña parecía imposible de escalar para el teutón, no por su incapacidad para hacerlo por sí mismo, sino por la solvencia de su contrincante. Tardó poco el italiano en poner un clavo más en el ataúd de Sascha, logrando un break en el tramo inicial de un tercer parcial que tuvo poca historia.
Alexander Zverev claudicó sin remedio ante la superioridad evidente de un Jannik Sinner que es justo y merecido campeón del Open de Australia 2025. Quizá no emocione a muchos aficionados, pero es un jugador simplemente perfecto en estos momentos y puede estar gestando un legado memorable.