Hay logros que solo pueden valorarse gracias a la perspectiva que da el paso del tiempo, pero no son muchos los aficionados que pueden responder sin atisbo de duda a una pregunta: ¿Cuál ha sido la mejor temporada en la historia del tenis masculino? Conviene hacer la matización del género ya que Martina Navratilova es la dominadora absoluta en esta estadística, tal y como repasábamos en un artículo reciente. La respuesta sería John McEnroe. El zurdo y carismático estadounidense bordó el tenis durante un 1984 glorioso en el que ganó 82 de los 85 partidos que disputó y cosechó 13 títulos, dos de ellos de Grand Slam.
Quizá el hecho de que "solo" dos de los cuatro majors cayeran de su lado, sea un factor que desluzca un poco una hazaña de dimensiones bíblicas. Y es que John no acudió a disputar el Open de Australia 1984, jugado por aquel entonces sobre hierba en el club de Kooyong y donde se proclamó campeón Mats Wilander. Por contra, decidió empezar su temporada a finales de enero en el torneo de Philadelfia. Encadenó 39 triunfos consecutivos, hasta llegar a la final de Roland Garros 1984, uno de esos partidos que han forjado la historia del tenis por la remontada épica de Ivan Lendl ante un John que jamás podría ganar en París.
Se repuso con solvencia de ese mazazo psicológico, venciendo en 19 encuentros de forma consecutiva entre los que se encontraron todos los de Queen´s, Wimbledon y Toronto. El desgaste físico y mental se hizo palpable en la primera ronda del torneo de Cincinnati, donde el indio Vijay Amritaj, 70 del mundo por aquel entonces, dio la gran campanada remontando la pérdida del primer set en el tiebreak para terminar venciendo por 6-7 6-2 6-3. Eso no le impidió llegar al US Open henchido de confianza y salir victorioso tras superar un duro encuentro a cinco mangas frente a Jimmy Connors, y tomarse la venganza de Lendl en la final.
La última de sus derrotas tuvo consecuencias fatales para sus intereses, ya que John estaba ilusionado con poder levantar la Copa Davis. Sin embargo, en la final contra Suecia, no pudo rendir al nivel esperado y perdió frente a Henrik Sundstrom, número 6 del ranking ATP en esos momentos, por un marcador de 11-13 4-6 3-6. El triunfo se lo llevó Suecia por 4-1, pero eso no impidió que McEnroe hiciera un último esfuerzo para proclamarse campeón en las ATP Finals, imponiéndose en la gran final a Ivan Lendl y certificando su puesto en el número 1 del ranking.
Ningún otro jugador, ni siquiera el Big 3, ha conseguido jamás un porcentaje de victorias tan abrumador como el 96,47% con que terminó esa temporada McEnroe. Repasando las mejores campañas de algunos de los tenistas más destacados de la historia, salta a la vista que quien más cerca se quedó fue Jimmy Connors en el 1974 (con un balance de 93-4, es decir, un 95,9%) y Roger Federer en 2005 (con un balance de 81-4, es decir, 95,3%). Merece ser glosada la gesta de John McEnroe en ese 1984 repleto de magia y con un guión que ni el mismísimo George Orwell hubiera podido prever en su famoso libro.