Escuchar a Andre Agassi siempre merece la pena, sobre todo cuando habla de temas que van más allá del tenis. El estadounidense explora en recuerdos del pasado en su última entrevista, dejando varios titulares sobre todo lo que fue aprendiendo con los años.
La charla se produce durante el pasado Open de Australia, concretamente, en el AO Podcast, aunque este vídeo no se compartió en redes sociales hasta varias semanas después. Perfectamente podría haber sido una conversación repleta de frases hechas y vacías de contenido, pero fueron tan buenas las preguntas que las respuestas no podían quedarse atrás. Este es Andre Agassi, esta fue su relación de amor-odio con la competición y esta es su visión sobre el tenis actual.
Su seña de identidad
“Cuando llegué al circuito era uno de los pocos jugadoras capaces de ser muy ofensivo por ambos lados, de atacar tanto las bolas altas como las bajas, eso me dio cierta ventaja. Con el tiempo fui entendiendo mejor esa agresividad, controlándola, encontrando ese equilibrio que me llevara a explotar todo mi potencial. Desgraciadamente, comencé a ser víctima de mis propios sentimientos, en los días malos sufría mucho dentro de la pista, no tuve esa disciplina para aparcar mis emociones. En ese aspecto envidio mucho a Alcaraz, porque siempre se muestra positivo”.
Relación complicada con su profesión
“Me hice profesional a los 16 años, pero mi desconexión con el tenis empezó desde la primera página, así lo escribió en mi libro con la célebre frase de ‘odio el tenis’. Esa lucha interna de amor-odio me acompañó siempre, me costaba entenderme, era una rebelión constante explorando mis sentimientos, la mayoría contradictorios. A veces, mi única vía de escapa estaba en la pista, pero en otras era al revés. Mi equipo fue fundamental para cuidar ese aspecto humano más allá del deporte, porque yo nunca me acerqué al tenis con el objetivo de ser famoso, pero tanta presión no me estaba haciendo bien”.
La vida sin tenis
“Han pasado muchas cosas desde mi retirada, empezando por mis memorias y siguiendo con mi fundación, dos maneras distintas de intentar dar un servicio para ayudar a los demás, o esa era mi intención. Me encantaría que todos los niños tuvieran la oportunidad de elegir, algo que yo nunca tuve, no darle la libertad de elección a un niño me parece el mayor crimen que hay, ya que eso lo marcará de por vida a lo largo de todas sus etapas. Me motiva mucho este tema, ver que todo el mundo tenga que lo que se merece, empezando por una oportunidad para elegir”.
Melbourne, un lugar especial
“Me salté este torneo durante nueve años y luego me arrepentí, dejé escapar muchas oportunidades en la primera década de mi carrera. Volver es una sensación increíble, noto que la gente siempre me recuerda mis victorias o lo bien que jugué. Recuerdo perfectamente pasar dos meses completos pensando y preparando este torneo, terminó siendo un evento que suponía mi máxima prioridad, pese a que al inicio pasaran tantos años sin que viniera aquí a competir”.
La mayor lección aprendida
“El tenis, de entrada, es un deporte que te empuja a aprender mucho desde el primer día. Mucha gente habla de este tema, es una pregunta muy recurrente, pero yo te diría que lo más importante es aprender a vivir el momento presente, a concentrarte únicamente en ese momento. Esto también conlleva olvidarte lo que ha pasado justo en la pelota de antes, que eso no suponga un problema para lo que venga después. Vivir el presente es algo enorme, aunque esto no empieza y acaba en el tenis, sino que se extrapola también a la vida”.
¿Ve cosas de Agassi en los tenistas de ahora?
“Es complicado de responder, el juego cambió mucho en los últimos veinte años. Siempre he tenido la firmeza de que fui muy bueno golpeando la bola, creo que esto fue lo que me hizo realmente alcanzar tantos objetivos en mi carrera, algo que podría verlo ahora mismo en alguien como Sinner. Le ves golpeando a la bola y te hace sentir bien, hasta con el sonido del impacto. Mentalmente, creo que es alucinante todo lo que hace Medvedev, la forma en que lo hace, lo solvente que es, me encanta. El espíritu de lucha de Alex De Minaur también me llama la atención, cómo se mueve, cómo te saca de la pista, su velocidad, etc. Por supuesto, ver a Alcaraz es súper divertido, estaría horas viéndole jugar, esa forma de torturar a sus rivales con dejadas me vuelve loco”.