Jack Draper ha sido uno de los nombres más destacados del 2024. Su progreso y evolución a lo largo del año sorprendió a propios y extraños, pasando de ser un actor secundario con cierto potencial para dar un paso adelante a uno de los grandes agitadores de la planta noble del circuito. No fue una temporada fácil: crisis de identidad, pequeñas molestias, un cambio de chip total y la mayor recompensa posible, unas semifinales en el US Open que le han catapultado a un nuevo estatus dentro del circuito ATP.
Tras un año con tantas aristas y en una etapa donde todavía no ha alcanzado su techo (apenas acaba de cumplir 22 años), Jack está lejos de sentir conformidad. Hambriento, con ganas de "mejorar cada día" y de desafiar a los mejores, existen varios motivos que explican su tremenda evolución en los últimos meses. El más importante, claro, tiene que ver con su familia, concretamente con su abuela, Brenda: tras ser una figura materna para Jack, llevándole a muchos torneos cuando era muy pequeño, ahora libra una importante batalla contra el alzhéimer. Lo lleva haciendo durante 12 años y, tras ver cómo su salud se ha visto claramente afectada por esta condición, Draper dedica cada una de sus hazañas a un persona de importancia vital en su vida.
"Ahora siento que tengo un objetivo y un propósito que es mucho mayor que mí mismo. Mis abuelos fueron una parte importantísima de mi desarrollo. Ahora tengo un propósito, siento que no solo soy tenista", continúa Jack en una conversación con The Athletic, ensalzando el trabajo que hacen las asociaciones que pelean contra la demencia, en las que él colabora activamente. "El tenis es un deporte individual: siempre estamos centrados en nosotros mismos. Es muy importante para mí tener una meta que va más allá de lo que es el tenis. Sinceramente, no encuentro lo que hago demasiado impresionante. Sé que puede sonar raro porque soy el 15º del mundo, pero si salgo a la calle y conozco a gente no les hablo de tenis. No creo que lo que haga sea excepcional y no me gusta presumir: todavía conduzco un Polo de segunda mano".
El convencimiento de Draper también nace de una sensación de "pequeña culpa" cada vez que se embarca en giras de larga duración: es consciente de la edad y la salud de sus abuelos, y ha vivido de primera mano los efectos de la demencia en su abuela. "Ves a esa persona que amas, ves a esa persona que siempre ha sido una figura tan importante para ti, y te das cuenta de lo que está pasando y de que ya no te reconoce", señala compungido Draper, que quiere mantener la motivación y la llama intacta de cara al 2025.
LA SOMBRA DE LAS LESIONES Y EL CAMBIO DE CHIP QUE ELEVÓ SU NIVEL
No podrá disputar la United Cup 2025 debido a una pequeña lesión en su cadera: son los problemas físicos su mayor enemigo, una constante en su carrera que se arregló durante buena parte del 2024. Pero no solo mejorar su condición física le elevó a una nueva dimensión: también, según confiesa, un pequeño cambio de chip con respecto a su tenis y sus debilidades desencadenaron al mejor Draper, poniendo como ejemplo a Medvedev y "abrazando", en cierto modo, la complejidad de su tenis.
"Cuando ves tenis en televisión, te fijas en jugadores como Daniil y te fijas en su técnica con la derecha, que es un poco peculiar, como en mi caso. Ahí te das cuenta de que ese es su estilo. Y es genial", afirma el británico, que, por último, quiso mojarse sobre la asociación entre Andy Murray y Novak Djokovic, mostrando su emoción con el regreso de su compatriota a la dinámica del circuito: "Creo que Andy será un entrenador increíble, su inteligencia tenística es impresionante. Para él, el desafío táctico va a ser superdivertido. Entiendo que quiere sentir esa adrenalina de nuevo, quiere formar parte de algo grande". Como grande, claro, quiere que sea su trayectoria, una historia cuyas primeras páginas todavía se escriben con una dedicatoria muy especial: a sus abuelos. Nadie debería olvidar lo que han hecho por nosotros, desde luego.