La temporada WTA 2024 ha llegado a su fin y es momento de sacar la cartilla y analizar lo que ha pasado. Hablamos de un circuito reconocido estos últimos años por la inestabilidad de sus protagonistas, por el carácter variable del top10 y por la falta de autoridad por parte de las mejores. Pues bien, es justo decir que las sensaciones que nos despertó el curso anterior se han visto confirmadas y aumentadas doce meses después. Yo, que tanto defendí la emoción y lo divertido que era un vestuario cambiante, hoy puedo anticipar que se viene una época muy alejada de esas circunstancias. Basta con mirar los resultados más recientes para entender que la caja de sorpresas se ha quedado sin historias.
Iniciamos nuestro recorrido con los torneos más importantes, los cuatro Grand Slams, donde seis mujeres se dieron el lujo de pisar la última ronda: Aryna Sabalenka, Qinwen Zheng, Iga Swiatek, Jasmine Paolini, Barbora Krejcikova y Jessica Pegula. Solo la bielorrusa pudo repetir –campeona del Open de Australia y el US Open–, aunque mucho mérito también para la italiana, que se quedó a las puertas en dos ocasiones este verano –subcampeona de Roland Garros y Wimbledon–. La cuestión es que todas ellas terminaron la temporada compartiendo hotel en las WTA Finals, demostrando una linea continuista que les ha hecho cerrar el curso dentro del grupo de las 10 mejores del mundo.
Ampliemos ahora la imagen hasta abarcar los diez concursos de WTA 1000, donde siempre solemos encontrar una mayor variedad de oportunidades y candidatas al triunfo. Aquí veremos que solo entre Iga Swiatek (Doha, Indian Wells, Madrid, Roma) y Aryna Sabalenka (Cincinnati, Wuhan) ya se repartieron más de la mitad del botín, haciendo visible una vez más quiénes son las dos mujeres que han llegado para poner orden entre tanto revuelo. El resto cayeron en las manos de Jasmine Paolini (Dubai), Danielle Collins (Miami), Jessica Pegula (Toronto) y Coco Gauff (Beijing). Ni rastro de ‘Cenicientas’, avances imposibles o campeonas desconocidas fuera del top80. Cómo estará el tema que la mayor sorpresa de todas fue la de Collins, alguien que ya contaba en su historial con una final de Grand Slam y condición de top10.
Cerramos el círculo con los otros dos torneos de máxima relevancia que componen la parte más lujosa de la pirámide. Por un lado, los Juegos Olímpicos de París, donde Qinwen Zheng adelantó a todas sus rivales por la izquierda para terminar haciendo historia para su país. Por otro lado, las WTA Finals de Riad, donde Coco Gauff se inspiró para dejar por el camino victorias célebres ante Swiatek y Sabalanka, sellando su título de maestra ante la propia Qinwen, quien termina el curso dentro del top5 mundial después de haber multiplicado sus aspiraciones y expectativas en todas las categorías que propone el tour. De nuevo se repiten los mismos nombres, relatos que nos han acompañado durante once meses de calendario impidiendo que raquetas de segunda y tercera línea ocupen el escenario.
NÚMEROS QUE CONFIRMAN EL NUEVO ORDEN
Ya conocen el nombre de las principales campeonas WTA de la temporada, aunque todavía queda reforzar esta nueva jerarquía a través de los números. Concretamente, a través del ranking. En toda la lista que hemos enumerado en párrafos anteriores, solo encontramos tres casos de mujeres que ocuparon el trono sin formar parte del top10: Jasmine Paolini (#26) en Dubai, Danielle Collins (#53) en Miami y Barbora Krejcikova (#32) en Wimbledon. Pero las cosas nunca son como empiezan, sino como terminan. ¿Qué lugar ocupan actualmente estas tres tenistas? La italiana es la #4 mundial, la estadounidense es la #11 y la checa es la #10.
Vamos un paso más allá, estudiemos también a las finalistas, las que se quedaron a un suspiro de sonreír en la foto. En este caso, Amanda Anisimova (#132) es la única tenista de 2024 que pisó una de las 16 grandes finales (Toronto) partiendo desde fuera del top50. Visto lo visto en temporadas anteriores, este dato me parece una absoluta barbaridad, esa excepción que confirma la nueva regla. Otros ejemplos, aunque algo mentirosos, podrían ser los de Qinwen Zheng (#15) en el Open de Australia, Jasmine Paolini (#15) en Roland Garros o Karolina Muchova (#49) en Beijing, todas ellas contrastadas y pertenecientes a la máxima categoría del circuito más allá de lo que diga la clasificación. ¿Cuál sería entonces el gran bombazo del año? Para mí, una de las incursiones que me trasladó a los tiempos de Raducanu, Andreescu y compañía fue ver a Donna Vekic (#21) colgándose una plata olímpica. No lo tendremos en cuenta, al fin y al cabo, también Alexei Popyrin ha ganado un Masters 1000.
Como estas sensaciones son difíciles de transmitir si no se hace de manera científica, he visto necesario sacar la calculadora y hacer una media de todas las campeones y finalistas de estos 16 torneos de la temporada 2024. El resultado habla por sí solo: 9’1. Ese es el ranking medio que hizo falta para acceder a la lucha por los trofeos más importantes del curso, la última muestra que evidencia lo caro que se ha puesto acceder a los últimos pisos de un edificio que empieza a estar custodiado por las integrantes del top10. Esa misma operación en el circuito masculino nos da una media de 7’4, aunque ni mucho menos se debe entender esto como un pulso entre géneros. Ahora mismo lo que cuenta es que las mejores ya no son las mejores durante un rato, sino que son capaces de dominar a sus rivales durante todo un calendario. Veremos si este embudo se estrecha todavía más en 2025.