Si se pasan por los diarios deportivos más importantes a nivel nacional, podrán comprobar que el asunto del Balón de Oro sigue acarreando polémica al no haberlo recibido el brasileño Vinícius. El asunto de los premios individuales siempre conlleva un aspecto muy subjetivo dado a polémicas por parte de los aficionados. Algo similar ocurre con los Premios ATP. Este año, al descubrir los nominados, más de uno se ha sorprendido al ver la lista de entrenadores que optan al premio de Mejor entrenador del año.
Esta categoría en cuestión ya fue fruto de polémicas hace un año, cuando Darren Cahill y Simone Vagnozzi se llevaron el galardón. Sorprendió que, habiendo ganado Novak Djokovic tres de los cuatro Grand Slams, no se lo llevase su entrenador, Goran Ivanisevic, lo que provocó que el propio Nole saliera en defensa de su técnico, asegurando que para 2024 tendrían que ganar los cuatro grandes para así tener opción. Este año, la cosa no ha sido distinta.
La lista de nominados a Mejor entrenador del año incluye a los técnicos de Popyrin, Perricard, Fritz, Paul y Draper. Ni rastro de Cahill o Vagnozzi, en el mejor año de Sinner, donde deja una de las mejores temporadas de la Era Open, tampoco nada de Zverev Sr, en una grandísimo año de Sascha, ni tampoco aparece Juan Carlos Ferrero, técnico de un Alcaraz que levantó por primera vez dos Slams en el mismo año.
Es cierto que estos nominados salen del voto de los propios entrenadores del circuito, pero ¿qué sentido tiene que ni siquiera estén entre los cinco nominados los entrenadores de los dos tenistas que se repartieron este año el pastel en los Slams y que han peleado por el número 1 del mundo? Uno podrá pensar que se quiere premiar a otros, habiéndolo ganado ya Juanki en 2022 y la dupla Cahill-Vagnozzi en 2023, pero si nos referimos a un premio como el “mejor del año”, no podemos quitar de la ecuación a los que, precisamente, han sido los mejores.
Si hay alguna seña interna de que no se podría votar a quien ya lo ha ganado, eso ya no lo sabemos. Lo que no tendría sentido, en ese caso, es hablar de “mejor del año”, ya que entonces estaríamos premiando, simplemente, a alguien que no lo ganó hasta ahora pese a que no fue el mejor de ese año concreto. Si no hubiera señal interna y es simple y llanamente decisión global de los entrenadores del circuito, quizá habría que meter también el voto del público o de un panel de expertos que aporte un mejor criterio, ya que el simple hecho de que los mejores del año no estén entre los nominados le resta relevancia al premio.
El preferido de los aficionados
La gran duda que queda por revelar es quién es el tenista favorito de los aficionados. En 2023, el premio recayó en Jannik Sinner. En un año donde el asunto del positivo por doping salió a la luz, quizá eso le haya restado popularidad. De hecho, en redes sociales no hay publicación sobre él donde no se cargue contra el italiano por parte de otros aficionados. Las miradas apuntan a Carlos Alcaraz, ganador de dos grandes este año y que cuenta con una gran legión de fans por su personalidad y estilo de juego. Para descubrir qué decidió el público tendremos que esperar aún unos días más.