Verdasco, el talento entre clichés

El madrileño puso fin a una carrera marcada por los eternos clichés de su cabeza y el talento que muchos afirmaban haber sido desperdiciado.

Jose Morón | 19 Feb 2025 | 21.35
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Verdasco, el talento entre clichés
Verdasco, el talento entre clichés

Seguro que si preguntamos a la gente qué piensa de Fernando Verdasco, muchos sacarán a relucir una de las frases que más le ha perseguido a lo largo de su carrera. “Con la cabeza de Nadal, habría ganado 10 Grand Slams”. Precisamente, al madrileño le costó siempre quitarse esa etiqueta de débil mentalmente y le afectó mucho las comparaciones con un Rafa que era Dios para España y el resto del mundo. Con sus debilidades y fortalezas, Verdasco hizo lo que pudo para dejar una carrera con muchos altibajos, pero con un pico recordado aún por todos.

Desde joven, Verdasco destacó por su potencia. Ese drive que tenía un peso descomunal y que hacía muchísimo daño a los rivales, pero Fer era un jugador con un ADN muy marcado de ir hacia adelante con todo. Sin importar lo que pasase, esa bestialidad de bola con la que jugaba le hacía caminar muy al límite siempre, y de ahí que no lograse grandes resultados en sus primeros años.

De hecho, Fer no cruza de cuarta ronda en un Grand Slam hasta 2009. Con la calidad que tenía, muchos no entendían por qué no lo lograba, y sacaba la maldita frase de la cabeza o decían de él que era un “talento desaprovechado”. Estaba claro que algo fallaba, pero hay que ponerse en el contexto de aquellos años, donde Nadal era colocado en los altares y los demás vivían un poco a su sombra, recibiendo mucha presión de no poder ser como él. Pero claro, Rafa solo había uno, y eso era difícil de gestionar a nivel mental cuando apenas tienes 23 años. Aquello perjudicó a un Verdasco que no pudo cumplir las expectativas que se generaron sobre él en esos años.

Era obvio que iba a salir perdedor en una comparación con Nadal. Solo hay dos tipos que pueden cuestionar la superioridad de Rafa en toda la historia. Pero, para Verdasco, su punto de inflexión iba a llegar en el momento más inesperado para él: a finales de 2008.

Aquel año, España se clasificó para la final de Copa Davis. Nadal, el número 1 del mundo, llegó tocado a ese final de año y anunció su baja de la eliminatoria por la Ensaladera. Por si eso fuera poco, una pequeña crisis interna tambaleó el bienestar del vestuario, con la elección de Emilio Sánchez Vicario como capitán por parte de Pedro Muñoz. Los jugadores pedían a Albert Costa, y digamos que nada estaba de nuestra parte. Con cierto mal ambiente, sin Nadal y enfrentándose a Argentina como visitante.

Nadie esperaba nada de España, y el primer punto de Nalbandian ante Ferrer así lo presagiaba. Feliciano le dio el primer punto a España de manera inesperada ante un Del Potro totalmente irreconocible e igualó todo. Al día siguiente, Feli y Fer formarían el dobles. La grada argentina del Estadio Polideportivo Islas Filipinas quiso sacar a Verdasco del encuentro, gritándole el ya famoso “Verdasco tiene miedo, Verdasco tiene miedo”, sabiendo que eso podía sacarlo del partido. Para nada.

La pareja española logró el segundo punto de la final, y Emilio vio tan confiado a Verdasco que le puso por delante respecto a Ferrer para jugar el cuarto punto. Fer se convirtió, sin esperarlo, en héroe de España para conseguir nuestra tercera Ensaladera. Sentirse líder del equipo y haber superado sus miedos ante un infierno en la grada, le hizo convertirse en otro jugador. Todavía seguimos pellizcándonos de lo que España hizo aquel fin de semana en Argentina.

Aquello transformó a Fer en otro jugador distinto.

Con la confianza por las nubes y sintiéndose invencible, Verdasco fue superando rivales en el Open de Australia 2009 con una facilidad pasmosa. Le metió un 6-4 6-0 6-0 a Stepanek en tercera ronda y venció a Murray en cinco sets en octavos. Hablamos de un Murray ya entre los mejores del mundo en esa época, para luego batir a Tsonga en cuartos. Un torneo inmejorable, para enfrentarse a Rafa en semis.

El madrileño se marcó el mejor partido que jamás le veríamos en su carrera. Se enfrentaba al referente, al líder, al que todos apoyaban. Seguramente, el 99% de las casas de España aquella mañana apoyaban a Rafa y trataban a Fer como si fuese extranjero. Ese Verdasco era otro. El nivel que ofreció en ese partido aún se recuerda. No miento si digo que puede que sea uno de los 10 mejores partidos de la historia. Si no lo vieron o si ya se olvidaron, pónganselo en Youtube y disfruten.

Nadal necesitó de cinco sets y casi cinco horas para superar a Verdasco (6-7(7), 6-4, 7-6(2), 6-7(7) y 6-4) y dejarnos un duelo para la historia. “Fue el mejor partido que jamás jugué en mi vida”, llegó a decir Verdasco, años después. Llevó al límite a uno de los mejores Nadal que hemos visto. Mucho mérito. El problema para él es, precisamente, que su mejor partido fue una derrota. Ojalá hubiéramos visto ese mismo nivel o superior en más ocasiones, pero, por la razón que sea, no pudo ser.

Y es que el deporte es así. No hay una explicación a las cosas. No hay un 2+2 es igual a 4. Verdasco tuvo un prime. Corto, pero tan alto que casi estamos hablando de una posible locura. Porque si Rafa no hubiese sacado esa versión aquella noche y Verdasco hubiese avanzado a la final, quién sabe de lo que estaríamos hablando ahora. Pese a todo, dejó un 2009 descomunal, metiéndose en las ATP Finals y llegando a tocar el número 7 del mundo en 2010, ganando el título en Barcelona.

¿Qué habría pasado si Verdasco hubiese tenido la cabeza de Nadal? Seguirá preguntándose más de uno. Deben saber una cosa. La cabeza de Nadal solo hay una. Es injusto hablar de un ‘Y si…’, porque cada uno juega con las cartas que tiene. Verdasco demostró en 2009 y 2010 que no era débil mentalmente, simplemente, inferior a las bestias que todos conocemos, pero eso no significa que fuese malo. 

Pudo haber logrado más, seguramente, pero dentro de sus posibilidades, Verdasco cierra su carrera con 7 títulos, un N7 del mundo y tres Copa Davis que te lo firmaría más de uno. Además, fue protagonista de uno de los partidos más épicos de la historia. La mala suerte de tener enfrente a una bestia como era Nadal. Palabras mayores.

Nos dice adiós en Doha, en el cuadro de dobles y en una pista exterior. No era quizá lo que se merecía Verdasco, pero así también lo ha elegido él. No tenía pensado ni decir que se había retirado y jugó este torneo porque así se lo propuso Djokovic, para poner un final. Especial hasta para eso, podríamos decir.