Djokovic, a corazón abierto sobre su detención en Australia: "Me dieron comida contaminada"

Inédito testimonio del serbio acerca de su periplo antes de ser deportado en Australia, revelando que algunos de los alimentos que recibió contenían plomo y mercurio.

Carlos Navarro | 9 Jan 2025 | 22.50
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Novak Djokovic, tras ser deportado de Australia. Junto a él, Marco Panichi y Goran Ivanisevic, momentos antes de volver a Serbia. Fuente: Getty
Novak Djokovic, tras ser deportado de Australia. Junto a él, Marco Panichi y Goran Ivanisevic, momentos antes de volver a Serbia. Fuente: Getty

Hace apenas unos días, Novak Djokovic confesaba que aún persistía cierto "trauma" tras la experiencia vivida en Australia en enero de 2022. Es de sobras conocido el proceso que vivió hasta ser deportado del país oceánico, en una saga surrealista que incluyó una detención y aislamiento en el aeropuerto, un confinamiento forzado en un hotel de detención para refugiados, un primer juicio exitoso que le permitió entrenar un par de días en Melbourne y un segundo juicio, el final, que confirmó su prohibición de pisar suelo australiano en base a ser un "peligro" para la salud pública del país..

Aquellos quince días se acabaron convirtiendo en uno de los episodios más recordados de los últimos tiempos, una auténtica vergüenza política que dejó a Djokovic, que había entrado en suelo australiano con una exención médica legal y certificada, sin poder disputar su Grand Slam de mayor éxito. Aún así, el serbio hizo las paces con el país oceánico y acabó firmando su vendetta particular un año después, cuando levantaría otro título de campeón. Han pasado tres años y rara vez ha decidido Nole abrirse en canal y contar cómo vivió aquellos días: en su última entrevista con GQ, Djokovic ofrece su punto de vista y revela detalles inéditos que hacen aún más surrealista aquella saga.

"Mientras esperaba en el hotel para los detenidos, me dieron un papel con cientos de iconos: pasta de dientes, cepillo de dientes, agua, comida... tenía que elegir y cada uno de ellos valía un total de puntos. Podía recibir hasta un total de 60 puntos. Lo hice y entregué el papel. Veinte minutos después, volvieron y me dijeron que habían cometido un error, que tenía 30 puntos y no 60. Pensé que estaban bromeando", señala el serbio acerca de su estancia en lo que muchos llamaron "el hotel de los horrores". No sería la última vez en la que Novak sería vigilado: en los días en los que pudo entrenar, tras el primer juicio en el que le devolvieron el visado, fue tratado como un "fugitivo".

"Cuando gané el primer juicio, fui libre. Bueno, libre, si a eso le puedes llamar libertad. Estaba en una casa alquilada y la policía me seguía a todos lados, incluso había un helicóptero sobrevolando la Rod Laver mientras entrenaba. No tenía acceso al vestuario principal, tuvieron que buscarme un vestuario alternativo para poder cambiarme y darme una ducha. Me sentía como una especie de fugitivo". Poco después, Djokovic fue deportado de Australia por ser considerado un peligro para la salud pública, un argumento que convirtió aquel asunto en una cuestión puramente política.

COMIDA INTOXICADA, LA OPINIÓN PÚBLICA Y EL FINAL DEL CALVARIO

"Ese fue el motivo real por el que me deportaron de Australia. La sentencia de los jueces decía que no podían cuestionar el derecho del ministro. Fue algo totalmente político. No tuvo nada que ver con las vacunas o con el COVID, fue político. Los políticos no podían soportar que estuviera allí: les hacía menos daño deportarme que mantenerme allí. Con mi situación en Australia fui etiquetado como el villano número uno del mundo. Todavía hoy, el 99% de la gente no sabe por qué me deportaron de Australia. Por qué motivos. La gente piensa que me deportaron de Australia porque no me vacuné, que traté de forzar mi entrada al país, lo que es completamente falso", afirma con convicción un Djokovic que no ha cambiado ni un ápice las creencias que le llevaron a vivir aquel infierno.

"Mi posición es exactamente la misma hoy que hace un par de años. No soy provacunas ni antivacunas, soy prolibertad de elección para ti y para tu cuerpo. No creo que sea correcto que alguien me quite la elección de elegir qué quiero en mi cuerpo". Sin embargo, la historia no termina aquí. El vuelo que Nole tomó de vuelta se dirigía a España... inicialmente: en plena ruta, el avión se desvió hacia Serbia. "Mis abogados tenían información de que si aterrizaba en España podía vivir el mismo proceso que en Australia".

¿Queda algún capítulo más en esta historia? No solo eso: el segmento que Novak confiesa es totalmente inédito, una especie de último pase de una pesadilla que aún no había terminado. "Cuando llegué a casa tuve problemas de salud, y me di cuenta de que en aquel hotel en Melbourne me alimentaron con comida que estaba contaminada". ¿Cómo?

"Hice algunos descubrimientos cuando regresé a Serbia. Jamás había confesado esto públicamente, pero descubrí que había una alta cantidad de metal pesado en mi cuerpo. Tenía altos niveles de plomo y mercurio. La única forma de que eso estuviese ahí era por la comida. Me sentía enfermo, como una simple gripe, pero después de varios días me hice tests y ese fue el resultado. A partir de ahí me hice tests de toxicología". 

¿Y AHORA, QUÉ?

Como mencionábamos al principio, Djokovic volvió a Australia un año después para revalidar su título en Melbourne. Sería inútil asumir que el serbio aún guarda resentimiento hacia dicho país, sobre todo después de que el equipo de Gobierno que le deportó fuese relevado meses después. Eso sí, su familia no olvida los efectos de unos días de infausto recuerdo.

"Para mí, es agua pasada. Para mi mujer, mis padres y mi familia, no. Yo estoy bien. Jamás guardé rencor a los australianos. Todo lo contrario, he conocido a muchos australianos que me pedían perdón por el tratamiento que recibí, que estaban avergonzados de su propio gobierno. El Gobierno cambió, me renovaron el visado y estoy agradecido por ello. Hay un nuevo equipo, así que no guardo rencor. Amo estar en Australia y mis resultados dan fé de la sensación que siento al jugar al tenis y estar en ese país. Pasé página, por completo. Jamás conocí a la gente que me deportó. No tengo intención de hacerlo. Si ocurre, también estará bien. Me alegrará poder estrecharles la mano y pasar página". 

Y claro, alguno podría pensar que aquello fue una oportunidad perdida, especialmente ahora que la búsqueda por la cifra redonda del 25º Grand Slam se ha intensificado... pero no Djokovic: "Si pensara de esa forma, estaría volviendo a arrepentirme, y no lo hago. En todo caso, aquello fortaleció aún más mi deseo de conseguir esos resultados". La mentalidad de un campeón tras el episodio más oscuro de su carrera.