
Nadie entendía nada en el Hard Rock Stadium de Miami. El partido que estaban jugando Aryna Sabalenka y Qinwen Zheng fue uno de aquellos en los que se tiene la sensación de que no sabes que va a pasar en el partido. El encuentro en sí fue una lluvia de roturas (7 de la bielorrusa y 4 de la china), errores no forzados y algún que otro intercambio de más de cuatro o cinco golpes. Pero en el que prevaleció la número uno del mundo, aunque en una versión más irregular, para llevarse el encuentro (6-2, 7-5) y citarse con Jasmine Paolini en las semifinales del torneo de Florida.
Por sexta vez en sus carreras, Aryna Sabalenka y Qinwen Zheng se veían las caras, con todo victorias para la bielorrusa. Y ambas hacían acto de presencia en un Hard Rock Stadium de noche y frío tras una jornada llena de lluvias, que retrasó toda la jornada más de dos horas.
Sin 'feeling' en los servicios
Y esto pareció afectar a las dos tenistas, que salían ambas muy irregulares con sus servicios, tanto que las dos tuvieron que defender tres bolas de break en sus primeros saques. Sin embargo, ocurrió justo lo contrario en sus siguientes servicios porque ambas lo perdían. Ninguna era capaz de poner control en un partido de mucho raquetazo y poco intercambio.
Hasta que la número uno del mundo pareció serenarse, quebraba por segunda vez y conseguía defender su servicio para colocarse 4-2. A partir de ahí, Sabalenka enchufó la directa y se hacía con un primer set (6-2) con poco ritmo, apenas intercambios y muchas imprecisiones de ambas tenistas. A pesar de la irregularidad y la incomodidad de ambas, la bielorrusa demostró porque es la reina del circuito y dio un paso adelante en un partido en que ninguna era capaz de controlar.
El día de la marmota en el segundo set
Sin embargo, el segundo set parecía ser una continuación del primero en cuanto a inestabilidad. Zheng pareció resucitar, se activaba de piernas y conseguía devolver los misiles de Sabalenka para colocarse 2-0 arriba. Pero la reacción de la bielorrusa no tardó en llegar y replicaba con su cuarta rotura para poner el 2-1.
Nadie era capaz de atreverse a adivinar que era lo que iba a ocurrir en el siguiente juego porque ninguna de las dos conseguía mantener el nivel más de dos juegos seguidos. Y otra vez, Zheng rompía. Y otra vez, Sabalenka devolvía el quiebre. Parecía el día de la marmota, como si alguna fuerza externa les impidiera mantener el servicio. O como si ambas solo hubiesen entrenado el resto y no los saques. O quizá la humedad tampoco ayudaba.
En bucle con las roturas
La rueda volvía a girar y la china quebraba por cuarta vez, y al siguiente juego, sorpresa, sexta rotura de la bielorrusa. La sensación que se instalaba era que la que fuera capaz de ganar dos juegos seguidos, se llevaría el set. Dentro de este caos reinaban los golpes planos y paralelos, que pasaban al borde de la red y botaban en la línea de fondo. La falta de precisión con los servicios lo encontraban en los restos.
Hasta que llegó el octavo juego con 4-3 a favor de Zheng y saque para Sabalenka. Por primera vez en todo el segundo set, la número uno del mundo mantenía su servicio tras defender tres bolas de break. Así que Zheng no iba a ser menos y también mantuvo el suyo por segunda vez en este parcial.
Se impuso el talante de la número uno
Pero como ocurriera en el primer set, cuando la pelota quema y los nervios llegan, la bielorrusa demostró que está hecha de otra pasta. Se notó en el undécimo juego (5-5), donde rompía por séptima vez, y con su servicio, ese que tantas pesadillas le dio durante todo el partido, cerraba un encuentro (6-2, 7-5) de lo más extraño e irregular que se ha visto en lo que llevamos de 2025.
Tras superar este mal trago de partido, la bielorrusa se planta en las semifinales del Miami Open, donde le espera Jasmine Paolini, y confiando en que la versión mostrada ante la china no se vuelva a repetir ante la italiana. Sabalenka rugió desafinando, pero rugió igualmente.