
Novak Djokovic todavía no ha dicho su última palabra en el mundo del tenis. El serbio ha dejado claro en numerosas ocasiones que todavía tiene ese fuego interno que le hace seguir luchando en una pista de tenis a pesar de tener 37 años y de haber ganado absolutamente todo. Y esta hambre por ser más grande todavía se vio en su partido ante Lorenzo Musetti en los octavos de final del Miami Open (6-2, 6-2). El italiano se frustró al ver como el serbio jugó uno de sus mejores partidos del 2025. El seis veces campeón en Miami ya está en los cuartos de final, dónde se verá las caras con Sebastian Korda, y muestra su candidatura a levantar el título, el número 100 de su gloriosa carrera.
Tras un día marcado por la lluvia que ha azotado Miami durante todo el día, salían al Hard Rock Stadium Novak Djokovic y Lorenzo Musetti tras más de dos horas y media de retraso. Pero con la aparición de ambos se iban las nubes y el sol brillaba en la ciudad de Florida, dando la bienvenida al partido de la jornada entre dos tenistas que siempre han regalado grandes duelos, aunque el cara a cara esté a favor para el serbio por 7-1.
De menos a más
Sin embargo, el serbio entraba algo frío a la pista y cedía su saque en el primer juego y con una doble falta. Mientras que el italiano salió con una marcha más, concentrado y consciente de que por mucho de que el de Belgrado no esté al 100%, nunca hay que fiarse de él. Porque, efectivamente, no tardó en devolverle el break en la primera oportunidad que pudo, demostrándole que si quería llevarse el partido tendría que sudar la gota gorda.
El duelo entró en una batalla de intercambios con Djokovic buscando el revés a una mano del italiano y Musetti, ágil como un gato, metiendo una bola más. Los cambios de dirección eran una constante y la intensidad de los primeros juegos era un aviso de lo que se podría avecinar. Pero ante tanta igualdad, entró otro aspecto fundamental: la experiencia. El balcánico se mueve como pez en el agua en los puntos importantes, y el de Carrara se bloquea en los momentos clave. Además, por si fuera poco, una discusión con el juez árbitro por el poco tiempo que dejaba el reloj entre punto y punto, avivó todavía más a un Djokovic que necesita de una cosa muy pequeña para encenderse y sacar un mejor tenis.
En un visto y no visto, se pasó de un partido con alternancias a un dominio claro para Djokovic, que pareció entrar en el modo ‘campeón de 40 Masters 1000’ y se metía el primer set en el bolsillo por 6-2 en 40 minutos. Tras un inicio dubitativo, el seis veces campeón del Miami Open encontró el camino y puso la directa ante un Musetti que pegó un bajón inexplicable.
Un paseo para un gran Djokovic
El segundo set comenzó igual que terminó el primero, con un Djokovic cada vez más cómodo y atreviéndose con más golpes. Poco a poco se empezaba a vislumbrar al jugador que estamos acostumbrados a ver y que se vio en el Open de Australia, hasta que la lesión le frenó en seco.
Con el paso de los juegos, el serbio solo hacía que crecer ante la frustración de un Musetti que, si bien se las veía muy alegres al inicio del partido, veía como poco a poco sus opciones se consumían ante un fuego llamado Novak Djokovic, que con el transcurso del partido solo hacía que mejorar y mejorar hasta que se hizo una contundente victoria por 6-2 y 6-2 tras 1 hora y 20 minutos de encuentro.
El 24 veces campeón de Grand Slam todavía tiene mucho que decir. Que nadie lo de todavía por acabado ni mucho menos por muerto. El serbio está a solo tres partidos de su título número 100 y lo hace en su mejor momento de la temporada.