Extenuante y difícil de gestionar desde el plano físico y mental. La temporada tenística es una de las más exigentes de todos los deportes que hay en el mundo, con 11 meses de actividad frenética y torneos obligatorios para muchos jugadores. La recurrencia de lesiones e imposibilidad de sostener el ritmo ha hecho que se ponga sobre la mesa la posibilidad de acortar el curso, pero ¿es una opción factible?
Muchos problemas estructurales tiene el tenis, que van desde la viabilidad económica de dedicarse profesionalmente a ello estando fuera del top-300 como a las constantes lesiones de hombro, codo y muñeca que vienen experimentando muchos tenistas por las bolas cada vez más pesadas y los contrastes en ellas que se producen durante una misma temporada. Sin embargo, la madre de todos los problemas sigue siendo el interminable calendario que obliga a los tenistas a jugar durante casi 11 meses.
Para alguien ajeno al mundo de tenis, que una temporada arranque antes de comenzar el nuevo año resulta, cuanto menos, curioso. Lo cierto es que el 27 de de diciembre empieza la United Cup 2025 y el 30 de diciembre los primeros eventos ATP y WTA del curso. Teniendo en cuenta que hubo competiciones oficiales hasta bien entrado el mes de noviembre, salta a la vista que es inconcebible mantener este ritmo.
- La competencia es tan feroz que dificulta mucho a los tenistas de cualquier nivel renunciar a la disputa de torneos
Los tenistas tienen cada vez menos tiempo para hacer una pretemporada seria, llegan al inicio del curso con muy pocos días habiendo podido desconectar y los esfuerzos se van acumulando. El negocio prima sobre la salud de los jugadores, pero posiblemente, lo termine haciendo también sobre la calidad del espectáculo.
No es un mal común del tenis, ya que estamos viendo cómo el fútbol sigue los mismos derroteros, con más y más partidos que se agolpan en un colmatado calendario, pero en el deporte rey de la raqueta no hay posibilidad de regular esfuerzos o hacer cambios, y el desgaste que supone que sea un deporte individual es gigantesco.
Los mejores del mundo tienen compromisos obligatorios cada año y la enorme competencia que se vive en todos los estratos del tenis profesional hace que renunciar a eventos pueda tener un impacto fatal en el ranking, por lo que los tenistas se autoimponen la necesidad de llevarse al límite y llegan a final de año muy quemados.
- Hay cada vez menos tiempo para la pretemporada y surgen más lesiones durante el curso
"Sería fantástico que la temporada durara 9 meses, creo que debemos cambiar muchas cosas para preservar nuestro deporte", decía Thanasi Kokkinakis en palabras recogidas por TennisHead hace unos días. Esta reflexión se enmarca en la filosofía de la NBA o la NFL, organizaciones pioneras del deporte que imponen un ritmo muy alto durante sus respectivos cursos, pero dejan tres meses al año de total inactividad, permitiendo a los jugadores desconectar y prepararse bien físicamente.
Parece un camino utópico para el tenis debido a los muchos compromisos firmados con torneos en todo el mundo y al afán de exprimir al máximo el negocio que rodea a este deporte. Tan solo con los 4 Grand Slams y los 9 Masters 1000, así como con las ATP Finals, se sumaría un total 25 semanas de competición. Si tenemos en cuenta que se está planteando añadir otro Masters 1000 y que resulta inconcebible presentarse en grandes eventos sin tener otros torneos previos, el margen para recortar el calendario es casi nulo. El tenis se enfrenta a desafíos difíciles de resolver.