
Pase lo que pase en el futuro, el nombre de Jorge Aguirre (San Sebastián, 1973) siempre estará ligado al de Alejandro Davidovich, su primer proyecto como entrenador, el más largo –hasta el momento– y el de más mérito. Sin embargo, hace tiempo que sus caminos se separaron en busca de nuevos horizontes. ¿Que por qué lo dejaron después de 14 años? Es una buena pregunta que quizá se responda más adelante. La cuestión es que el donostiarra arrancó un nuevo viaje esta temporada con un perfil que también reúne juventud, talento, ambición y ese factor X que tan poco abunda.
Hablamos de Hamad Medjedovic, un serbio de 21 años que prácticamente le desafió a coger las riendas de su carrera. ‘Sé que te gusta un reto como el mío’, le tiró el campeón de las #NextGen Finals 2023, un anzuelo que Jorge recogió encantado a finales del curso pasado. Así es como han pasado del #120 al #60 en apenas cuatro meses, aterrizando en la gira de tierra batida con la tranquilidad del que navega en la dirección correcta. En el Conde de Godó 2025 su aventura duró cuatro partidos, desde la Qualy hasta cruzarse en octavos con el vigente campeón, Casper Ruud. Eso sí, si algo tiene claro el técnico es que la prisa no va con ellos. En este caso, el tiempo será su mayor aliado. Vamos con una entrevista de manual.
Un español entrenando a un serbio, una de las combinaciones más exóticas del circuito.
El tenis es deporte, hay que dejar a un lado las nacionalidades y fijarse en las personas. Cuando ves a un chico joven que puede encajar con tu manera de ser, tus retos y tu forma de entender la vida, qué más dará lo demás. Es cuestión de juntar caminos y empezar a trabajar.
¿Cómo llegas hasta él?
Tuvimos una conversación en su momento y lo vi muy claro. Imaginaba que él tendría muchas ‘novias’ de entrenadores para elegir porque es uno de los mejores proyectos que existen hoy en día… pero también yo tenía otras opciones. Recuerdo que le pregunté: ‘¿Por qué tengo que elegirte a ti?’. Y el tío me dijo: ‘Primero, porque te gusta un reto como el mío’.
(Risas)
Y segundo, él sabe que yo tengo ganas de, algún día, escribir un libro contando todas mis historias, así que me dijo: ‘Creo que conmigo puedes terminar tu libro’. No hizo falta mucho más, con eso me convenció.

Conociste pronto el carácter serbio.
Todos tienen un gen competitivo impresionante, pero lo que más me sorprende de Hamad es que fuera de pista es manso como un corderito, incluso es divertido. Lo pasamos bomba, es muy tranquilo, pero claro, lleva dentro ese gen de la competición que… en cuanto pone un pie en la pista se transforma en una bestia, muchas veces sin control. Lo bonito es ayudarle a que se entienda, que se comprenda a sí mismo para que pueda canalizar ese poder. Tiene mucho tenis dentro.
Puestos a elegir, mejor tener ese fuego que no tenerlo.
¡Claro! Mejor decir ‘so’ que ‘arre’ (risas). Si tienes que empujar a alguien para que sea valiente… pues a este es al revés, hay que frenarle, hay que tranquilizarle, decirle que no pasa nada. Cuando no salen las cosas lo quiere destrozar todo, aún no entiende cómo funciona el circuito, un lugar que te da y te quita, en momentos que lo mereces no te llega, luego cuando parece que no… de repente te da. Todo consiste en ir ganando experiencia.
Tiene solo 21 años, ¿cómo va de madurez?
Fuera de pista es muy sensato, podemos tener conversaciones muy chulas de diferentes temas, pero esa fuerza interna muchas veces le nubla cuando entra a pista. A la hora de controlar esa fuerza, todavía es un niño caprichoso que, cuando quiere algo y no lo tiene, se enfada, coge una rabieta. Si no tuviera esa fuerza le sería más fácil manejar esos momentos, así que le cuesta un poco más, pero vamos a trabajar para cambiarlo.
Tienes por delante una cocción a fuego lento…
Me gusta ese concepto, siempre digo que Hamad es como unas lentejas, hay que ponerlo a fuego lento. Lo que no debemos tener es prisa, algunos resultados pueden llevarte a pensar que el plato ya está listo para servir en la mesa, pero no está. Hay que ponerlo a fuego lento y que se vaya cociendo. Ahora mismo te diría que está en un 60% de su máximo potencial, aunque te puede dar picos de un nivel brutal.
Y cuando alcance su 100%, ¿qué tipo de jugador veremos?
Será un jugador muy complicado de ganar. Saca muy bien, tanto primero como segundo. Resta muy valiente. Parece que los sacadores son más irregulares atrás, pero también se defiende bien. Tiene un revés muy personal, pero lo siente mucho, es muy estable. De derecha a veces se acelera, pero la quema, es muy potente. Físicamente todavía hay que trabajar mucho, pero es súper explosivo. Estoy convencido de que nos dará tardes muy entretenidas.

Vamos, que sabe hacer de todo.
Es muy completo, sí. Pienso que de aquí a un año será de los que esté ahí dando guerra a todos los buenos, peleando por cosas según vaya encontrando su balance.
A nivel de ranking, ¿dónde podría estar su techo?
Esta es complicada […] Hamad es un proyecto para soñar en grande… en grande es en grande, sin poner ninguna restricción. Otra cosa es que él vaya mostrando poco a poco la capacidad para estar varias temporadas seguidas en la élite. Hacer cuatro meses buenos los puede hacer, o cinco torneos buenos en un año, eso lo puede hacer. Ahora bien, ¿cumplirá con todo lo que hay que hacer para alcanzar la regularidad? Ya veremos, nosotros le vamos a ayudar, pero él también debe decidir cuánto de grande quiere ser.
El problema de la regularidad, ni Alcaraz lo cumple.
No lo hace pero está #1 en la Race (risas). Carlos tiene que vivir ajeno a lo que diga la gente, para mí es el mejor jugador del circuito, de largo. Hay que ser consciente de la dificultad que tiene estar una temporada entera mostrando el máximo nivel, siempre hay momentos donde pasan cosas, ya sea una molestia, un poquito de estrés…
… pero Sinner lo hizo en 2024.
Están los dos pegándose, es un combate entre dos gallos. Para mí son dos genios, pero lo de Carlos es galáctico.
¿Ves alguno más comiendo en esa mesa?
[…] Ahora mismo, poner a alguien con esos dos… están en otro nivel.
¿Y en el siguiente nivel?
Está muy abierto, ahora el tenis está en una fase preciosa, el nivel ha subido una barbaridad y, por tanto, destacar en esa franja es mucho más complicado. Hay varios tenistas increíbles, el nivel es excepcional, de repente Hamad está #90 pero le gana a gente que está #30 o top10, esto hace años era inimaginable. En año y medio espero que… no sé si estaremos en esa mesa, pero al menos que nos inviten a cenar, aunque sea en un taburete (risas). Que estemos en el mismo salón.

Hablemos del Higuerón Tennis Center Jorge Aguirre, el gran proyecto de tu vida en Fuengirola.
Me llegó un poco pronto, en ese momento yo tenía una prioridad que era Alex (Davidovich) y ahora mi prioridad es Hamad, un proyecto privado de mínimo dos años. Por otro lado, alguien de mi trayectoria y mi edad necesitaba contar con un sitio así donde desarrollar un proyecto a la carta, un lugar donde invitar y atraer a jugadores de nivel para darle mucha más entereza. No es tanto el concepto de tener ‘mi academia’ lo que me mueve, lo quiero hacer despacio, tranquilo.
Pero en un paraje que quita el sentido.
El sitio es brutal, desde luego. Lo que busco es ayudar a los chavales jóvenes de Málaga, una ciudad que me ha acogido desde hace 20 años de una manera increíble. Después de todo el proyecto con Alex, lo justo era devolverle un poco a la zona a través de un gran equipo de entrenadores, preparadores físicos, etc. Es una inversión, me gusta pasearme por las pistas, ver cómo van mejorando, tener charlas con ellos… y al mismo tiempo, tener un proyecto paralelo como el de Hamad, que los chicos puedan ver de cerca cómo trabaja un profesional, que sepan lo que cuesta llegar arriba.
Para el que quiera acercarse por allí, ¿qué se va a encontrar?
Es un resort, te puedes encontrar también gente de vacaciones, clases privadas, o ahora en Semana Santa un grupo de 35 alemanes que han reservado medio club. Allí se trabaja full time, tenemos muchos jugadores jóvenes, de varias categorías. Últimamente ha estado por allí Hubert Hurkacz, Sebastian Korda, Leylah Fernández, Bianca Andreescu…
¡Ojo!
Sí, sí. Ellos van, cogen un apartamento y allí tienen de todo. El spa, el fitness, pistas de tierra batida, de cemento, rápidas y lentas, les ponemos de todo para que no les falte de nada. El objetivo es que un jugador profesional pueda encontrarse allí algo integral. Llevamos solamente cinco meses, pero la sensación es la de estar creando algo muy chulo.
Era un proyecto que tenías pensado para Davidovich… pero no pudo ser. ¿Qué pasó con Alex?
No tiene respuesta fácil, porque nunca tuvimos un problema […] Nos distanciamos en el torneo de Roma del año pasado y no hemos vuelto a hablar. En lo personal prefiero no opinar, me parece un jugador excepcional y supongo que se meterá top10 esta temporada. Ojalá le vaya fenomenal.
Yo pensé que estaríais toda la vida juntos.
Yo también lo pensé, como si estuviéramos predestinados a hacer grandes cosas. Luego siempre pasan cosas que no se pueden controlar, circunstancias externas que van más allá de tu control.

¿Cómo gestionaste esa ruptura?
Duro, duro […] Evidentemente, no soy ningún niño, sé llevar las cosas, para eso estudié Psicología. Tampoco te voy a mentir, no es algo que se olvide en dos días, cualquier cosa que te importe en la vida hay que saber guardar el luto, en este caso hablamos de un proyecto de 14 años, de coger a un chaval con tendencia complicada y ponerlo #21 del mundo.
Y porque no seguisteis un añito más…
Para mí en un año era top10, no tenía ninguna duda. Ni la tenía yo ni mucha gente, creo que nadie se sorprenderá si dentro de dos meses Alex se pone #9. Ahora bien, ¿puede ser top10 durante cinco años? Eso ya no lo sé.
Y los meses siguientes a dejarlo con Alex… ¿qué?
Para mí fue algo brutal, me tocó sufrirlo en silencio, pero la vida sigue, hay que avanzar. Luego cuando volví te puedo decir que el circuito me recibió de una manera espectacular, no me lo esperaba. Sentir ese cariño de todo el gremio, de esta profesión, me dio mucho calor.
Volviste en el US Open con Cristina Bucsa, ¿qué tal esa experiencia?
Fue algo puntual pero muy chulo. Dos días después de dejarlo con Alex me llamó el padre de Cristina, quería que fuera con ellos a Wimbledon, pero era muy pronto. Luego me volvieron a llamar para el US Open y ahí me animé, cogí un vuelo y aparecí por allí un sábado a la tarde. Me lo pasé muy bien, una experiencia diferente, además lo hizo muy bien en China, en dos meses consiguió el mejor ranking de su carrera. Creo que los dos nos ayudamos mucho.
Una persona muy especial, Cristina.
Es un proyecto muy especial donde su padre es la pieza fundamental. Sin el padre ella no estaría ahí, esto hay que dejarlo claro, pero quizá haga falta una combinación donde pueda entrar otra persona. En mi caso, estoy habituado a llevar las riendas de un proyecto, no a pelearme por una decisión o a chocar en según qué cosas.

¿Chocasteis?
¡Qué va! Todo lo contrario, fui yo el que di el paso. Por la salud del proyecto, les dije que lo mejor era echarme a un lado, yo no soy nadie para cambiar su forma de trabajar. Lo que sí creo es que Cristina necesita cambiar alguna cosa para dar el próximo salto, pero el riesgo está en meter una tercera pata en una relación tan sólida como la suya, eso puede generar conflicto. Sigo hablando con ellos, saben que me tienen para lo que haga falta, pero para full time era imposible.
… y que apareció Hamad.
Exacto, con Hamad me dijeron: ‘Toma este miura y haz lo que quieras’. Es un proyecto que va más vinculado a mi forma de ser.
Te va la marcha, Jorge.
Cuando estás con alguien que es #21 del mundo, estás a nada de luchar por todo. El cuerpo no me pide relax, me estaba pidiendo no hacer nada o esperar un poquito. Cuando apareció Hamad es cuando se despertó de nuevo el instinto de volver a tener un proyecto con un chico de 21 años, alguien que está pidiendo ayuda y que ha confiado en mí. Estamos construyendo una relación chulísima, la verdad es que estoy encantado.
Después de 14 años trabajando con el mismo jugador, ¿qué lecciones te han quedado para los próximos proyectos?
¡Todas! Absolutamente todas. ¿Tú sabes lo que es coger un niño y ayudarle a convertirse en hombre, además de jugador profesional? Con todas las dificultades que ha tenido, los riesgos de haberse desviado por otras calles, para mí esa experiencia ha sido como una enciclopedia. Cualquier cosa que me pueda pasar con Hamad ya la he vivido, voy dos pasos por delante. Cada jugador tiene su pelea y sus propios retos, la clave está en alinearse con esa persona para ayudarle a encontrar lo que busca. ¿Seré yo la persona indicada para cumplir esa función? Esto es algo que muchas veces lo puedes percibir.
¿Qué tal funciona en tierra batida? ¿Podemos esperar cositas?
Es la primera vez que le veo jugar en tierra (risas). Cuando ganó a Tsitsipas en Doha paramos casi un mes, fuimos a Miami un poco justos y lo siguiente que hemos jugado ha sido Montecarlo. Yo creo que lo puede hacer bien en tierra, tiene mucha pegada, pero también es grandote, no es el que más rápido se mueva, aunque es muy explosivo. Es una incógnita, tiene cosas de jugador bueno de tierra, pero también otras que le van a costar. Estamos en un proceso de cocción lenta en todas las superficies, ya veremos dónde está dentro de doce meses.

Afrontar una gira liberado de expectativas, interesante…
En el fondo ningún jugador está liberado, en cuanto ganas dos partidos la cabeza empieza a dar vueltas, a pensar de más. Igual afrontas una semana más liberado pero, como lo hagas bien, se empieza a hablar de ti y la gente ya espera algo: ahí dejaste de ser libre. Luego enganchas dos semanas malas y la gente vuelve a bajarte al suelo. Hay que ir día a día, que cada entrenamiento sume, que cada partido ayude. De momento llevamos tres partidos y no nos han pitado ningún warning…
¿Se celebra esto?
Poca broma, en estos tres meses llevaremos como 12 warnings, un penalty point, seis raquetas rotas… es un show. Hamad es un ciclón en la pista y fuera un pan bendito, así que toca ayudarle. Forma parte de su cocción, pero merece la pena.