La rival más dura de Madison Keys: ella misma

La campeona del Open de Australia confiesa que llegó a ir a terapia para superar el terror que sentía pensando que jamás podría levantar un título de Grand Slam.

Fernando Murciego | 29 Jan 2025 | 12.00
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Madison Keys confiesa que fue a terapia para curar sus miedos. Fuente: Getty
Madison Keys confiesa que fue a terapia para curar sus miedos. Fuente: Getty

¿Algún día podré volver a estar en una final de Grand Slam?

Este pensamiento rebotó con fuerza en la cabeza de Madison Keys durante años. Concretamente, desde que abandonó la Arthur Ashe en el verano de 2017 después de ganar tan solo tres juegos en aquella primera final ante su buena amiga Sloane Stephens. Casi ocho años después, la tenista de Rock Island se quitó la espina en el Open de Australia 2025, superando un cuadro infernal y demostrándose que el nivel siempre lo tuvo, pero no la fuerza mental. En una charla este martes durante el magazin CBS Mornings, la nueva Nº7 del mundo explicó lo que siente después de haber cumplido el sueño de toda una vida.

“Siento que todavía no he dejado de moverme para asentarme en este nuevo lugar y aceptarlo totalmente”, reconoce la norteamericana con esa sonrisa permanente desde que acabó la final con Sabalenka. “Estas últimas 48 horas han sido muy locas, pero estoy tremendamente feliz de tener por fin uno de estos trofeos conmigo. Mirando el cuadro que tuve, lo cierto es que fue realmente complicado, pero sentía que en cada ronda que pasaba tenía más y más confianza. No sé que tipo de voltereta sufrió mi cabeza pero de repente notaba que podía ganar a cualquiera. En serio, en todo momento creí que podía llegar al sábado y levantar el trofeo”, recuerda con emoción.

En la cabeza de Madison descansó durante años la ansiedad de no volver nunca a enfrentarse a una oportunidad tan grande como la que tuvo en Nueva York, un fantasma que le acompañaba en cada torneo y le impedía superar esa última barrera mental tan necesaria para entrar en los libros de historia. “Honestamente, sentí que esa oportunidad se me había escapado de alguna manera entre los dedos. Estuve muy acerca hace unos años, pero tuve un partido descorazonador. Fue justo ese momento en el que llegas con muchas dudas y piensas: ¿Algún día podré volver a estar en una final de Grand Slam? La verdad es que empecé a bajar la cabeza, pero ahora he vuelto a realizar mucho trabajo tanto dentro como fuera de la cancha, así que en ese camino estamos ahora”.

TERAPIA Y RECONSTRUCCIÓN

El camino a la gloria no ha sido sencillo, pero no me refiero a la dificultad de tumbar a Collins, Rybakina, Svitolina, Swiatek y Sabalenka de manera consecutiva. De lo que hablo es del período de reconstrucción que tuvo que afrontar Keys para dejar atrás todas esas expectativas y respirar el aroma de la competición desde otra perspectiva. ¿Acaso pasaba algo si se retiraba sin ganar un Grand Slam? Ella pensaba que sí, pero ese error solo pudo borrarlo con la ayuda de profesionales, acudiendo a terapia para apartar toda esa energía negativa que muchas veces alimenta uno mismo en su interior.

“Cuanto más tiempo pasaba sin ganar un Grand Slam, más pensaba en lo fracasada que sería si finalmente no lo conseguía”, señala Keys. "Ni siquiera era muy consciente de lo que sentía, pero año tras año esa presión interna se iba acumulando. Finalmente, acabé yendo a terapia, necesitaba soltar todas esas creencias que llevaba dentro, hasta alcanzar un punto donde estuviera orgullosa de mi carrera y de todo lo que había hecho, pese a no haber ganado un Grand Slam. Ahí recuperé la libertad de salir ahí fuera y jugar al nivel que sabía que tenía. Al final pensé: Si sucede, será increíble; si no sucede, está bien, estaré orgullosa igualmente”, concluye una mujer que consiguió superar a todas sus rivales, incluso a ella misma.