Hace cuatro días ya que Rafa Nadal colgó la raqueta jugando su último partido como profesional en la Copa Davis. Cuatro días desde que unas de las mayores leyendas del tenis y del deporte se despidiera en su casa y con la satisfacción de haber alcanzado más éxitos de los que pudiera imaginarse. Nadal tuvo una despedida podría decirse íntima, humilde, en línea con su personalidad. Y es que la carrera del balear no solo se define por sus logros profesionales, sino también por la imagen que siempre ha reflejado, sincera, de respeto, sin pretensiones y con valores.
Uno de los entrenadores de Roger Federer, Paul Annacone, conoce muy bien a Nadal por la de tiempo que se pasó junto al suizo estudiando su juego para después intentar vencerle. El técnico americano estuvo desde 2010 hasta 2013 en el banquillo de Federer, una posición que le dio la oportunidad de analizar bien a Rafa. Así, después de los años, Annacone se dio cuenta de algo que ha podido ser un arma de doble filo en la carrera del español. "El único defecto de Rafa era también su mayor virtud. Su único defecto era su humildad y esa es también su mayor virtud. A veces le miraba y me preguntaba cómo no tenía un ego más grande. Siempre fue tan amable y humilde en lo que hacía que a veces eso entorpecía su capacidad para entrar en la pista y machacar la pelota", dijo el técnico en el Inside-In Podcast de Tennis Channel.
Y es que Annacone cree que esa personalidad tan respetuosa del balear quizá le haya impedido sacar todo su potencial agresivo en algunas ocasiones. "Cuando Rafa se sentía vulnerable, no machacaba la pelota. Lo vimos en su último partido porque no había jugado y estaba en su peor superficie. Su bola tiene mucho efecto y se queda levantada, pero debido a esa humildad, no entró en pista y empezó a lanzar pelotas por todas partes", dijo el americano en relación a ese plus de intensidad que echó en falta en la Davis. "Una vez más, su mayor debilidad, si es que tenía alguna, era su humildad. Si cambias eso por lo amable y valioso que es, me quedo con ese equilibrio", añadía Paul haciendo hincapié en cómo esa sencillez ha acabado definiendo su legado.
Un desafío desgranar el juego de Nadal para luego diseñar estrategias junto a Federer
Ciertamente, esos tres años entrenando a Federer, le sirvieron para comprender en su complejidad el juego del balear. Eso era muy necesario si después quería ayudar a su jugador a diseñar estrategias eficientes para derrotarle. Funionara o no, Annacone disfrutó mucho de ese tiempo al lado del mayor rival de Nadal (junto a Novak Djokovic). Eso sí, Rafa no se lo puso nada fácil. "No hay mayor desafío. Y, para mí, por suerte, también pude jugar con Roger, posiblemente uno de los atletas más talentosos que haya tenido alguna vez una raqueta de tenis en la man, así que fue un gran contraste entre los dos. Siempre fue divertido tratar de sentarme allí y resolver problemas y descubrir qué podía hacer Roger para incomodarlo".