Davidovich tendrá que seguir esperando

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Montecarlo 2022, Delray Beach 2025 y Acapulco 2025. Ni siquiera el refrán ha salvado a Alejandro Davidovich de un objetivo que se le sigue resistiendo a estas alturas de la película. Su primer título profesional tendrá que esperar después de sufrir una nueva derrota esta madrugada ante Tomas Machac (7-6, 6-2), el hombre que le encontró la costuras en México para recordarle que tendrá que seguir trabajando si de verdad quiere levantar el trofeo de campeón. Un duelo muy ajustado que empezó a romperse después del primer set, momento donde ‘Foki’ fue perdiendo también la fe e la victoria.

Eran las 04:00 de la mañana en España pero el plan no era dormir. En la televisión nos esperaba Alejandro Davidovich, uno de los nuestros, uno de los jugadores del momento, quizá el jugador de mayor talento dentro del circuito masculino que todavía no cuenta con un título profesional. La trasnochada merecía la pena si tenemos en cuenta que el malagueño disputaba la final del torneo de Acapulco y que ya venía de hacer final en Delray Beach hace una semana. Enfrente, un Tomas Machac que aspiraba al mismo objetivo: inaugurar su palmarés después de haberse llevado ya algún desencanto. Un choque abierto, inesperado y con la emoción por bandera desde la primera bola.

Miren si no lo ocurrido en la primera manga, casi una vuelta al reloj donde ninguno entregó una sola bola de break. Los juegos eran fugaces, los intercambios eléctricos, por no hablar de una calidad de golpeo que hacía las delicias de los espectadores. Tuvieron que llegar al desempate para que la balanza se decantara por uno de los dos, momentos crítico donde una pelota puede definir tu destino. Fue Davidovich el primero en tener set point, pero allí apareció el checo con una bomba de servicio para neutralizarlo. Segundos después fue Machac quien se colocó en esa misma rampa de lanzamiento, la diferencia fue que éste no perdonó. Con un porcentaje del 100% de puntos ganados con primer saque, el tenista de Beroun empezaba un pasito por delante.

Como ocurre siempre después del primer acto, las grietas del partido se empezaron a mostrar por ambas bandas. En los primeros juegos del segundo set vimos ya bolas de break por parte de los dos, ¿pero quién sería el hombre que lograría atraparlas? De nuevo fue Davidovich el primero en dejarlas escapar y de nuevo fue Machac el más rápido de la clase. Después de 85 minutos inmaculados del malagueño, algo en su cabeza hizo tope al recibir el quiebre y colocarse 7-6 y 3-2 abajo. Por el gesto que le hizo su entrenador, Félix Mantilla, dio la sensación que había llegado al límite, que no estaba a gusto ni con la pista, ni con su rival, ni con su propio rendimiento. Claro, que muchas veces el sacar estos demonios te hace jugar más suelto y restarle drama a la escena. O eso quisimos creer al ver el 0-30 del siguiente juego.

OTRA VEZ EN LA ORILLA

Igual es que no le tocaba, o que el otro fue mejor, o que todavía falta ese último ingrediente para salir vencedor en citas como estas. Viendo cómo Machac acaba volteando ese juego para confirmar el 4-2 y viendo cómo Davidovich reacciona después de entregarlo, la realidad es que esta receta quizá necesite un par de minutos extra de horneado mental. Porque tenis le lleva sobrando desde que apareció en el circuito, pero qué complicado es mantener ese foco competitivo durante toda una semana. Vale con despistarse un par de juegos para que venga otro y te robe la tostada.

Ya no volvió a hacer un juego Davidovich, enfadado consigo mismo y mostrando cierta falta de actitud en los últimos metros. Tanto le dolía ver que la ocasión se le volvía a escapar que no supo gestionarlo, aunque nadie duda que este es el camino. Con dos finales en dos meses de calendario, su nombre aparece ahora mismo como décimo en la Race del año. Es decir, que solo ocho jugadores han ganado más puntos que él entre enero y febrero. De poco servirán estos datos para aliviar la frustración que sentirá en estos momentos, pero ya os digo que el 2025 no se acaba sin que el español se vista de campeón. Me juego una paella.