De todas las habilidades que podríamos destacar de Ben Shelton, hay una que destaca por encima de las demás. Así como el resto de tenistas necesitan de varios años –algunos, una vida entera– para hacer daño con el servicio, aquí el estadounidense ha demostrado que se puede tener un servicio descomunal desde su primera temporada profesional. Apoyado en este golpe es como ha logrado meterse en el top20 en tan solo dos calendarios, poniendo en valor que no existe otro tiro más relevante en el tenis moderno que éste. ¿Pero cómo lo hizo? ¿Nació con un don o acaso se esconden cientos de horas de trabajo en la sombra? Nada mejor que escucharle para descubrir su gran secreto.
“Mi servicio es efectivo porque es una combinación de velocidad, precisión y sorpresa”, explica el de Atlanta en una entrevista reciente en Tennis Magazine. “Al ser zurdo, evidentemente, consigo un ángulo y un giro distintos a los demás jugadores, un tiro al que mis rivales no se enfrentan muy habitualmente. Mi condición de zurdo me hace ser un oponente con un extra de dificultad adicional, la pelota se acerca a ellos con diferentes giros y ángulos a los que no están acostumbrados, lo que puede dificultarles que se anticipen de manera efectiva”, corresponde Ben cuando le preguntan acerca de la peligrosidad de su saque. Ahora bien, ¿en qué momento aprendió a poner bombas a 220km/h con el mínimo esfuerzo?
“Mi servicio siempre ha sido mi mayor arma, mi padre me ayudó mucho a trabajar en este aspecto desde que era un niño. Teniendo en cuenta la cantidad de puntos gratis que se pueden lograr con el servicio, para mí siempre ha sido muy importante practicarlo y mejorarlo todos los días. Por supuesto, todavía sigo trabajando en mi saque a diario, quiero optimizar ese punto de encuentro para que me ayude a llevar mi servicio al siguiente nivel”, asegura el hombre que cumplirá 22 años el próximo 9 de octubre, afianzando la idea de todo el trabajo que lleva invirtiendo en este tiro desde que era un niño.
LA FIGURA CLAVE EN SU VIDA
Tan importante es el saque, como lo es su padre. Esta es la idea que podemos extraer del último párrafo, la importancia que tuvo su progenitor para construir este camino hasta la élite. Bryan Shelton, quien fuera top60 y campeón de dos títulos ATP, es lo mejor que le ha podido pasar a Ben, ese paraguas que lo cubre todo y que se encarga de no perder la disciplina ni la ilusión. Porque ganar está bien, para muchos será lo más importante, pero al circuito también se va a disfrutar, a aprender y a pasarlo bien. Esa es la filosofía que Bryan le inculcó a su hijo desde pequeño, lo que ha hecho que se convierta en una estrella en ciernes con apenas 21 años.
“Mi padre siempre me apoyó, pero tampoco tuvo que persuadirme. Una vez que descubrí mi pasión por el juego, estaba decidido a jugar el tenis de manera mucho más seria. Claro que alguna vez tenemos desencuentros, pero son siempre constructivos. Las experiencias y el conocimiento de mi padre son invaluables, ambos intentamos utilizarlas a favor de mi juego. En general, creo que mi padre es la mejor persona a la hora de entender dónde estoy mentalmente, cómo animarme y cuándo darme libertad”, asegura el norteamericano, que peleará esta semana en Tokio por revalidar el que fuera su primer título en el circuito ATP.