
Aunque su deseo era levantar el título en el Challenger de Madrid, el bueno de Vilius Gaubas (Siauliai, Lituania, 2004) tuvo que conformarse con dejar la capital de España habiendo firmado el mejor partido del torneo. Su duelo de cuartos de final ante Marin Cilic (6-7, 6-4, 7-6) superó las tres vueltas al reloj, pero la balanza cayó del lado del croata. Ahí terminó su racha de siete victorias consecutivas, después de haber conquistado el Challenger de Menorca la semana previa y habiendo asaltado por primera vez el top150 del ranking individual.
A sus 20 años, no parece pesarle ser, desde hace tiempo, el mejor tenista de su país, quizá porque sabe que lo mejor todavía está por llegar. De la mano de Guillermo García López, con el que trabaja desde finales de 2022, ha ido quemando etapas hasta plantarse a las puertas del último salto, el que da entrada directa a los Grand Slams. Antes de que suceda –que será pronto–, Punto de Break se sentó con el lituano para conocer sus orígenes, su relación con España y sus sueños profesionales.
¿Te atreves en español?
Yo creo que puedo hablar bien español, pero a veces me da un poco de miedo (risas). Lo entiendo todo, eso sí.
En Menorca te escuché hablando español, en la ceremonia de trofeos.
Eso fue porque hice un trato con un tipo, me lo propuso en cuartos de final en caso de acabar ganando el torneo. Yo le dije que sí, en ningún momento pensé que pudiera pasar (risas). Al final no me quedó otra que hacerlo.
¿Te parece un idioma complicado?
Mmm… diría que es un idioma muy fácil de entender si lo comparamos con otras lenguas, por ejemplo el lituano, donde el acento te limita muchísimo para comunicarte con otras lenguas. En ese sentido, el castellano no es tan complicado.

¿Y cómo lo has aprendido?
En mi caso ha sido a base de escucharlo; como no puedo hablarlo, pues solo podía escuchar. Por la calle, en los supermercados, mis entrenadores hablan continuamente en español, así que al final acabas aprendiendo. Nunca di una clase de español, pero el hecho de oírlo a diario me ha servido para ir reteniendo algunos conceptos.
Hablemos del Challenger de Menorca, hace una semana, tu mayor título hasta el momento.
Honestamente, no llegué al torneo con demasiada confianza, el inicio de temporada no había sido muy bueno, pero intenté afrontar esa semana con mucha relajación. Quería divertirme en los partidos, aunque esto se dice mucho y luego es complicado cumplirlo. En los primeros días, por ejemplo, hizo muchísimo viento y un poco de frío, condiciones muy duras para jugar, pero me sentía bien. La gente del torneo me trató muy bien, me hicieron sentir como en casa, eso me ayudó, no solo a disfrutar del día a día, sino también a sacar todas las emociones positivas dentro de la pista. Esa fue la clave para elevar mi nivel de juego.
Me gustó mucho tu carácter en pista, tu ambición.
¡Gracias! En el tenis hay muchos factores que interfieren en los resultados, diría que la mentalidad es uno de los más importantes. Estamos en un deporte donde, en cualquier momento del partido, todo puede cambiar. El marcador varía constantemente, este mismo año me pasó en uno de los Challengers que jugué en Tenerife, donde iba perdiendo 5-0 en el tercer set y acabé ganando, simplemente luchando y peleando por cada punto, sin importar el resultado. Si quieres ser un buen jugador de tenis tienes que ser estable mentalmente.
¿Qué es lo más difícil de alcanzar? ¿La regularidad?
Creo que sí, alcanzar esa consistencia torneo a torneo, ganar partidos todas las semanas, eso no es nada fácil. Tienes que ser una piedra mentalmente para ir sorteando todos los obstáculos que van apareciendo, así que sí, este es uno de los grandes retos del tenista profesional.
Ahora vienes de ganar un título, ¿cómo alimentas la ambición para volver a competir la semana siguiente?
Eso tampoco es sencillo. El año pasado recuerdo jugar la final en el Challenger de Verona y, dos días después, perder en primera ronda de otro Challenger en San Marino. Ahí reconozco que no manejé bien la situación, estaba preocupado por no encarar ese partido con la suficiente intensidad, pensando quizá en otras cosas. Esos momentos son complicados, pero al final del año te das cuenta que es casi imposible estar cada día al 100% física y mentalmente. Cuando ganas un torneo, tu cuerpo tiende a relajarse, conectarte de nuevo en tan poco tiempo es complicado, aceptar que viene otra semana con nuevos rivales y otras condiciones.
¿Y cómo lo haces?
Lo que hago es centrarme únicamente en mi juego, sin pensar en los resultados, en si he perdido o he ganado.

En cuanto a tu estilo, podemos decir que eres un clay-courter de manual.
Se podría decir que sí (risas). No sé el porcentaje exacto del año pasado, pero la mayoría de torneos que disputé fueron en tierra batida. Es la superficie donde más cómodo me encuentro, pero creo que también puedo hacerlo bien en pista dura. Este año lo hice bien en Tenerife, donde perdí contra Pablo Carreño 7-6 en el tercer set. Me sentí bien esa semana, así que puedo hacerlo bien en cemento.
¿Por qué ese vínculo con la arcilla?
Por la manera que juego, por eso me adapto mejor a la tierra. Desde que tengo 9 años, todo el tiempo he entrenado en pistas al aire libre, la mayoría de tierra batida o pistas duras lentas. Así fui aprendiendo a jugar mejor los puntos largos, componente habitual de los torneos en arcilla.
¿Hay muchas pistas de tierra en Lituania?
Hay un poco de todo, el problema es que durante 7-8 meses solo puedes jugar bajo techo, donde las condiciones son tremendamente rápidas. Lo normal es que los chicos se adapten antes a las pistas rápidas, por eso decidí marcharme de Lituania y empezar a trabajar un poco más en condiciones outdoor.
¿Hay mucha tradición de tenis por allí?
Está creciendo poco a poco, cada vez tenemos más facilidades, más entrenadores, los jugadores están formándose ahora. Años atrás todo era más complicado, pero ahora empieza a verse el potencial que tenemos. Como te decía, la diferencia está en la obligación de entrenar durante tantos meses bajo techo.
Cuando eras un niño, ¿quién era tu referente?
Mi primer ídolo, sin duda, fue Rafa Nadal. Siendo todavía muy joven, recuerdo cambiar la raqueta para llevar la suya, ni siquiera podía con ella de lo que pesaba (risas). En mi cabeza no había otra opción, quería jugar con esa raqueta porque era la raqueta de Rafa Nadal.

¿Probaste a jugar con la mano izquierda?
No, eso ya no (risas). Mi entrenador no me dejó.
Me viene a la cabeza Ricardas Berankis.
Exacto, es el jugador más grande que hemos tenido, un referente absoluto en el que siempre me he intentado reflejar. Desde que llegó al circuito ha sido siempre una figura muy importante, muchos años en el top100, si no me equivoco llegó incluso a estar top50, así que todos los niños intentamos seguir sus pasos.
¿Cómo es la vida de un lituano en Alicante?
Llevo casi cinco años viviendo en Alicante, para mí es un lujo, allí el tiempo casi siempre es bueno. Cuando llega el invierno puedes entrenar bajo techo, no hay problema, lo haces en camiseta corta, es increíble. La gente es muy cercana, muy amable, en general la gente de España es muy cálida.
Y allí conociste a Guillermo García López.
Antes tuve otro entrenador que conocía muy bien a Guillermo, en su último año de profesional recuerdo que entrené varias veces con él. Una vez decidió retirarse, fui a hablar con él y ahí fue cuado empezamos a trabajar juntos.
¿Qué tal es como entrenador?
Al principio era diferente, estaba siempre estresado, daba la sensación de ser una persona tremendamente seria, muy estricto. Luego cuando lo conoces, cuando tratas con él en situaciones más relajadas, es cuando ves el gran cambio, cuando te das cuenta que realmente no es así. Es una gran persona.
Su carrera en los banquillos empezó contigo, ¿notas que cada año es mejor entrenador?
Totalmente, esto sí lo he notado, pero también porque con el paso de los años nos hemos ido conociendo mucho más. Guillermo cada vez sabe más acerca de mi juego, de mis partidos, de cada entrenamiento o de cada torneo. El otro día, por ejemplo, pasamos por un partido muy complicado, por momentos no sabía lo que hacer, pero pudimos sacarlos adelante gracias a que él cada vez me conoce más.

Os he visto entrenar estos días… no ha perdido el toque.
Conserva la calidad, desde luego. Si además estuviera bien físicamente, tendría serios problemas para enfrentarme a él (risas).
¿Qué objetivos te marcas para 2025?
Al principio del año hablé con mi equipo y nos pusimos el reto de acabar dentro de los 150 primeros…
… eso ya lo tienes.
Sí, sorprendentemente llegó antes de tiempo. Ahora me toca defender muchos putos del año pasado, sobre todo en los meses de julio y agosto, así que tengo que prepararme bien para este tramo porque no será fácil. Por el momento mantenemos el mismo objetivo, permanecer en el top150, ya veremos más adelante cómo se desarrolla todo.
¿Tienes algún sueño confesable?
Me encantaría ganar Roland Garros, es uno de mis sueños […] Llegar al top100 también sería muy importante, aunque el sueño sería convertirme en un top50 fiable, un tenista regular, no un top50 con altibajos que estuviera saliendo y entrando todo el tiempo.
Ganar Roland Garros no está al alcance de cualquiera. ¿Se puede tener un sueño como real?
Pienso que sí, pero tienes que creer de todo corazón. Si crees en tu sueño, por muy difícil que pueda parecer… al final estas cosas son las que motivan a pelear por nuevas metas en los torneos.

Hombre, ahora sin Rafa está un poco más ‘fácil’…
Está un poco más abierto, sí.
¿Te hubiera gustado enfrentarte a él?
¡Guau! Hubiera sido increíble, me habría encantado enfrentarme a Rafa en Roland Garros, aunque fuera en primera ronda, no me habría importado.
Tu ídolo.
Siempre será mi primer ídolo.
¿Y ahora?
Ahora tengo otros: Casper Ruud y Dominic Thiem.
Eres un clay-courter de manual.
Yeah.