
Me acomodo en el sofá, con mucha tranquilidad, y repaso la lista de nombres que disputarán el Challenger de Kigali. No es tan diferente a lo que haría en mi día a día, inmerso en la actualidad de un circuito, el ATP Challenger Tour, que te acerca como nadie a la acción del mejor tenis del mundo. La única diferencia, claro, es que acabo de llegar a Ruanda, una tierra reconstruida sobre las cenizas del genocidio más salvaje y que ahora se ha convertido en la cuna del torneo de tenis más importante del centro, este y sur de África. Considero que hay muchos nombres interesantes con los que charlar, pero las primeras reacciones del público se dirigen en masa hacia un tipo que vivió la época dorada de la historia de este deporte muy de cerca: Bernard Tomic.
La tarea, créanme, no es nada fácil. Bernard llega a Ruanda después de acumular torneos en la India, en superficies completamente diferentes (pasa del cemento a la tierra batida, con el elemento añadido de la altura de la capital ruandesa, más de 1500 metros). Siempre fue un tipo de contrastes, contrastes que se exacerban en su llegada a Kigali: el tórrido sol africano apenas le da tiempo de adaptación, sus apariciones por el club son de menor volumen que las de otros jugadores y, por si fuese poco, una enfermedad (parece estomacal) le ataca justo antes de su debut. Lo deja todo en pista, pero cae ante el rumano Ionel.
El desafío se hace mayor, pero me dirijo a hablar con él... y me encuentro con un tipo educado, amable, alejado de las muchas etiquetas que se le han colocado a lo largo del tiempo. Bernard me hace hueco antes de marcharse del club: a sus 32 años, su amor por el tenis ha regresado sin necesidad de encontrarlo en los grandes escenarios. ¿En qué punto de su carrera se encuentra? ¿Qué recuerdos tiene de aquellas batallas ante el Big Three? ¿Cómo ha cambiado el tenis en las últimas temporadas? Esta es solo una de las muchas conversaciones y recuerdos que podrán leer de un viaje inolvidable... pero, quizás, la más solicitada de todas. Disfrútenlo.
CN: Bernard, en primer lugar, muchas gracias por tu tiempo. Viajaste a Ruanda después de jugar en India, viajando desde Asia a África, afrontando un viaje muy largo, con condiciones totalmente diferentes. ¿Cómo te sentiste en tu primer partido? ¿Qué opinas de este evento y de su organización?
BT: Creo que es un muy, muy buen evento. Han organizado dos torneos y yo solo jugué uno, el último. Llegué desde la India, así que ha sido un poco complicado adaptar mi tenis de la pista dura a la tierra batida, además de que aquí hay altitud. Así pues… no fue un debut demasiado agradable, además de que me sentí enfermo durante casi todo el partido. Cuando juegas en altura siempre necesitas en torno a cuatro o cinco días para adaptarte, así que fue un partido complicado para mí.
Este año volviste a jugar Grand Slams en el Open de Australia. Lo has logrado en base a tu propio ránking, sin necesidad de invitaciones, por las victorias en torneos más pequeños. ¿En qué momento de tu carrera te encuentras? ¿Juegas por el amor a este deporte o tienes algún objetivo en particular en mente?
No sabría decirte. Lo cierto es que no… simplemente estoy jugando al tenis. El tenis me aporta un propósito, algo en lo que enfocarme. En los últimos tres o cuatro años me he perdido mucho tenis. Decidí empezar de nuevo. Está bien. Volví en torno al 200 o al 210 del ranking y pude jugar el Open de Australia, volví a los Grand Slams. Veremos. Voy a intentar jugar la fase previa tanto de Roland Garros como de Wimbledon. No tengo grandes objetivos, simplemente seguir jugando al tenis, ver cómo me va todo.
Quizás esta sea una pregunta algo más complicada, pero creo que es interesante. ¿Disfrutas más del tenis ahora o cuando eras más joven, jugabas grandes torneos y estabas bajo cierto foco mediático?
Cuando tienes un motor y un propósito, te levantas cada día y eso te aporta algo en lo que centrarte, algo que hacer. Todo el mundo necesita tener un propósito en la vida. Siento que jugué muy bien en mi carrera, a lo largo de los primeros cinco, seis o siete años, pero después me quedé sin jugar demasiado a este deporte. Ahora prefiero no recibir tanta atención, tener ese foco mediático no es bueno. La gente siempre quiere ser como alguien, quiere ser famosa: cuando entiendes esto y te haces mayor, ahí te das cuenta de que son los pequeños detalles los que verdaderamente importan. Ahora mismo disfruto de vivir el presente, disfruto jugando al tenis. Está claro que cuando llegué al top-15 estaba en mi mejor momento, pero ahora todo es un poco más complicado, porque todos los jugadores son buenísimos. Cualquiera dentro del top-500 o del top-600 tiene la capacidad de ser top-100. El nivel es altísimo. Hay una pequeña posibilidad de jugar bien y volver al top-100. Lo voy a intentar, voy a ver cómo me va en los próximos dos años, y ahí veremos.
Tirando un poco del hilo, ¿sientes que el tenis es mucho más duro ahora que cuando tú llegaste al circuito? ¿Los jugadores le pegan más fuerte a la bola, quizás?
Todo está volviéndose mejor. Cuando estaba en la élite, el top-10 y el top-20 era el más duro: tenías a Federer, Rafa, Novak, Murray. También había nombres como Berdych o del Potro. Este ha sido el top-10 o top-15 más duro de la historia, era una cosa de locos. Nadie podía jugar los cuartos de final o las semifinales de un Grand Slam. Si algún otro jugador llegaba a una semifinal, pensábamos: “Wow, quién es este?” Siempre llegaban esos cuatro o cinco nombres. Todo ha cambiado mucho, pero hace diez años, los jugadores que estaban top-600 o top-700 no le ganaban a los jugadores del top-100. Ahora, cada semana vemos a jugadores élite perder en Challengers ante tipos del top-600 o del top-700. Todo el mundo es buenísimo. Las generaciones están cambiando, todo el mundo está mejorando. La profundidad es tremenda, tienes a muchos jugadores buenísimos en el top-300 o top-400. A ver qué tal me va en los próximos dos años.
Hablabas del foco mediático antes, quizás de la gente colocando demasiadas expectativas. Recuerdo hablar hace dos años con Omar Jasika sobre la prensa de tu país, sobre cómo pueden ser muy duros con sus compatriotas, sobre todo cuando son jóvenes y acaban de aterrizar en el circuito. ¿Te gustaría que se hubiesen comportado de manera diferente contigo en aquellos años, en torno al 2011 o al 2012?
La prensa siempre es la prensa. En cualquier país pueden ser un poco ‘graciosetes’ con los jugadores o con cualquiera. Nunca va a cambiar. Hay mucha gente que prefiere despertarse y leer ‘mala prensa’ sobre alguien que leer buenas noticias. Esa mala prensa genera atención por parte de la gente, vende, les da dinero, todo es un negocio. No tengo nada en contra de la prensa, no cambiaría absolutamente nada. Ellos hacen su negocio y yo hago el mío. Quizás hice algunas cosas al principio de mi carrera que no fueron tan agradables (sonríe), pero está bien. Era muy joven.
Nadie es perfecto.
Desde luego.
Hablabas de la gran generación con la que coincidiste en su momento. No solo el Big Three: le has ganado a tipos como Söderling (Wimbledon 2011). ¿Qué sentías al jugar frente a todos ellos y cómo analizarías el nivel de tenis de aquella época?
Jugué muchísimos octavos de final de Grand Slam. Perdí en la cuarta ronda de los Slams como seis o siete veces: perdía ante Federer, perdía en Australia ante Murray… llegué a muchos octavos, pero solo una vez pude pasar a cuartos de final, siempre perdía ante los mejores. Era tan complicado… tenías que ganar a Federer en tercera ronda, Rafa en cuarta ronda, en cuartos de final le tenías que ganar a Novak. Las cosas eran absolutamente imposibles en aquel momento, con ellos en su mejor momento, en un Grand Slam. El tenis era muy duro en aquella época, perdía muchísimas veces en octavos de final. Ahora mismo, las cosas están un poco más abiertas. Veo a algunos jugadores llegar a cuartos o semis de Grand Slam… son cosas que no pasarían hace diez años, esos tipos eran demasiado buenos.
Entiendo.
Al mismo tiempo, como te dije antes, el resto de jugadores ha mejorado muchísimo. Los top-100, top-200, top-300…
La ‘clase media’ del circuito.
Sí, han mejorado bastante.
Tengo que preguntarte sobre Rafa. Tu relación con él siempre fue muy buena…
Rafael, El Rey (sonríe).
Sí, el rey. ¿Qué recuerdos tienes del tiempo que pasasteis juntos en el circuito, tanto dentro como fuera de la pista?
Era buenísimo. Un gran tipo, un gran campeón. Creo que todos hemos aprendido muchísimo de él. Nunca nadie logrará lo que hizo, ganar tantos Grand Slams en tierra batida. Nadie va a volver a hacer eso. Es imposible. Ha dejado un legado en arcilla que nunca nadie va a igualar. Aprendí mucho de él, sobre todo como persona, era una gran persona fuera de la pista. Lo que hiciese dentro de la pista no importa tanto cuando sabes que era una gran persona fuera de ella. Le respeto muchísimo por ello, por eso ha hecho tantas cosas buenas.
Cuando llegué a Ruanda, Bernard, muchísima gente me pidió que te entrevistara.
Okay (sonríe).
“Tienes que hablar con Tomic”. ¿Por qué?
No lo sé (sonríe).
¿Por qué crees que recibes tanta atención del público? La gente disfruta al ver tu tenis…
No lo sé. A ver, he tenido, digámoslo así, una historia algo diferente, he jugado al tenis de una manera diferente, todo ha sido un poco diferente. No sabría decirte. Ahora estoy de vuelta jugando al tenis, quiero seguir viendo a dónde me lleva este camino.
Estás volviendo a luchar.
Estoy volviendo a luchar. Vamos a ver cómo me van las cosas, pero en referencia a la pregunta que me has hecho, no lo sé, tío. Supongo que primero tendrías que preguntarle a la gente (sonríe).
* Bajo la tag 'Ruanda' y en los próximos días y semanas, podréis leer todas las entrevistas y reportajes de un viaje al corazón de África para conocer cómo está creciendo el tenis y el deporte en esta región. Fotos del interior: Julius Ntare/Rwanda Challenger