El nombre de Kei Nishikori ya no resulta desconocido para nadie en el mundo del tenis aunque, como todos los grandes jugadores, toda historia tiene un principio que contar. La del japonés empieza en 2007 a nivel profesional, pero no es hasta 2010 cuando su camino se cruza con el de Dante Bottini (Buenos Aires, 1979). El técnico argentino lleva casi una década sacando lo mejor del tenista de Shimane, llevándole al top10 y viéndole pelear por todo tipo de logros. En Barcelona, por ejemplo, están a tres pasos de levantar su tercera corona, aunque todavía es pronto para cantar victoria.
Tras batir por la vía rápida a Félix Auger Aliassime y pasar por el restaurante de jugadores para recuperar la energía, el técnico argentino recibe a Punto de Break para tocar algunos puntos y recuerdos clave de una de las duplas más exitosas y que más tiempo llevan caminando de la mano en el circuito ATP. Un equipo que todavía trabaja y sueña con una conquista mayor que recompense todo el trabajo realizado.
Algo tiene Barcelona que nunca falláis aquí.
No nos podemos quejar, desde luego. A Kei le gusta estar aquí, le gustan las condiciones de juego, la gente le trata muy bien, la comida, el ambiente, le encanta Barcelona.
Si tuvieras que decir tres torneos donde sabes que siempre va a dar el nivel…
Éste es uno, obviamente. El US Open y el Open de Australia también le gustan mucho. Miami, también.
¿Dónde se cruzan vuestros caminos?
Llevamos juntos nueve años. Hicimos la pretemporada en el año 2010 y el primer torneo lo jugamos en 2011. Vivimos en Bradenton, donde está la Academia de Nick Bolletieri (IMG Academy) y donde yo llevaba trabajando durante tres años. Justo hubo un momento donde él se desvinculó de su técnico y su agente me llamó para ver si quería ser su entrenador principal. Ese año estaba 98º del mundo y terminó 24º, tuvo varias victorias contra el top10 y el top5, hicimos finales, etc. Estuvo muy bien, así hasta el día de hoy.
¿Soñaste alguna vez con entrenar a un top10 tanto tiempo?
Nunca imaginé que sería entrenador de tenis (risas). Luego me empezó a gustar, me picó el bichito de la enseñanza y, una vez me convertí en entrenador, jamás pensé que estaría con un top10 tantos años, o que iba a hacer un top10.
¿Por qué no cuajó tu carrera como jugador?
Jugué bien los juniors, hasta los 17 años estuve en Argentina, gané un par Nacionales y siempre estuve peleando entre los cinco mejores de mi generación. Después me vine a Europa con otros tres chicos y tuve tres años muy buenos, aunque íbamos a la aventura, viajábamos en una caravana y así era complicado obtener resultados. Jugué muchos Satéllites, Challengers, Futures, pero nunca conseguí llegar a un buen ranking, por eso decidí dejarlo tan pronto, a los 20 años paré. Volví a Argentina a terminar la secundaria con la idea de marcharme becado a Estados Unidos y estudiar una carrera… pero todo cambió.
¿Tu mejor momento con Kei?
Mejores momentos hay varios, pero te voy a decir dos. Uno es cuando llega a la final del US Open 2014, aunque después de ese partido se convirtió en uno de los peores momentos. El segundo momento sucedió al mes siguiente, cuando gana el torneo de Tokyo tras perder esa final del US Open. Yo me emocioné mucho porque le vi pasarlo mal, tenía mucha presión encima, así que en torneos esos fueron de los momentos más bonitos.
¿Y el peor?
Diría que el día que se lesiona la muñeca entrenando en Cincinnati, eso le llevó a estar varios meses parado. Fue una de las peores experiencias que recuerdo, fue muy duro verlo con la incertidumbre de si podría volver a jugar, o cuándo podría volver a jugar.
Curioso lo de la final del US Open, empezó siendo el mejor de su día y terminó siendo una pesadilla.
Es muy difícil. Obviamente, hay que tratar de estar cerca del jugador, decirle todas las cosas buenas que hizo para llegar a la final, pero no es tan fácil de asimilar. Vale, ganaste seis partidos, estuviste dos semanas, jugaste un torneo impresionante, pero se te fue la oportunidad de ganar la final y no sabes si volverás a tenerla. Es como que tienes todo y te vas sin nada, por un solo partido, por una hora y media. Fue un golpe durísimo de asimilar… pero mira, luego llega el ATP 500 de Tokyo y lo gana, el torneo de su casa, con un cuadro muy difícil y con toda esa presión que él sentía.
Cargando con todo el peso del tenis japonés.
Seguro que sintió esa presión, por eso le doy mucho valor a esa victoria en Tokyo después de haber perdido el US Open. La gente piensa que por estar Nº4 del mundo y ser el primer cabeza de serie de un torneo ya lo tiene que ganar, pero todos sabemos que el tenis no funciona así. Allí en Japón la gente no conoce mucho el tenis, no es como aquí o en Sudamérica, a veces son un poco ignorantes en ese aspecto. Todo el mundo quiere que gane, pero creo que lo ha sabido manejar muy bien.
Pasaron cinco años de aquello, quizá llegó a pensar que nunca volvería a tener una oportunidad así.
Totalmente, te puede llegar a pasar. Mira David Ferrer, estuvo Nº3 del mundo y también tuvo que sufrir muchas derrotas en finales por encontrarse a estos jugadores, le pasó muchas veces. Lo importante que hay que tener claro es que hay que seguir intentándolo, entrenando fuerte, así las oportunidades van a venir. Si el día de mañana terminaste tu carrera y no se pudo dar, al menos sabes que diste todo.
Un argentino y un japonés, ¿cómo se encaja esto?
Somos como el agua el aceite (risas). La clave es el respeto que nos tenemos el uno al otro, eso es lo más importante, lo que nos ha hecho seguir juntos. El hecho de ir siempre con la verdad, no importa lo dura que sea la realidad, la verdad siempre tiene que estar ahí. Yo siempre traté de verlo y estudiarlo para entender qué cosas le molestaban y cuáles no, tratar de que cada uno esté en su lugar y respetar nuestras maneras de ser.
Siendo tan tímido como es Kei, tiene pinta de no dar un problema.
Es muy disciplinado, entrena de la misma manera que lo veis en la pista, pero luego con sus amigos o sus padres se divierte mucho, está más relajado. Él habla muy bien inglés pero no tanto como para hacer chistes, eso también afecta. Es muy buen chico.
Tenéis también a Michael Chang en el equipo, vaya lujo.
Es una experiencia muy enriquecedora, lo que él aporta siempre es bueno, es un placer escuchar a alguien que fue Nº2 del mundo y pudo ganar un Grand Slam. Él no está todo el año como yo, comparte algunas semanas con nosotros, pero nos guardamos mucho respeto mutuo. Diría que también somos muy diferentes, pero nos llevamos muy bien.
En las últimas ocho temporadas, al menos una vez por año vimos a Nishikori retirarse de un partido profesional. ¿Mala suerte o algo más?
No sé qué decirte, son dolores que él siente y nosotros tratamos de entenderle y apoyarle. Son casi diez años los que estoy con él y traté por todos lados de exigirle más pero son cosas que pasan. Obviamente, hablamos de un jugador que siempre está peleando por llegar a las finales o las semifinales de los torneos, juega muchos partidos, tiene un estilo que no es de terminar los puntos en dos golpes, se mueve mucho, corre mucho… todo eso le hace ser más propenso a lesionarse.
¿Cómo mejorar esa faceta?
Lo principal para no lesionarse es trabajar duro en la parte física y tener un buen fisioterapeuta, todo eso lo hemos estado haciendo. Al principio se lesionaba más, luego fue lesionándose menos. Son circunstancias, ahora quizá esté el riesgo de lesionarse más porque ya es un jugador más veterano y hay que darle el descanso que necesita, pero bueno, siempre hubo jugadores que se lesionan más que otros.
Ahora ser un treintañero es más positivo que negativo.
Cierto, hay jugadores que con 29-30 años están empezando a ganar sus primeros torneos de Masters 1000 u otros torneos grandes, así que esperemos que sea el caso de Kei también.
Nishikori, Raonic, Dimitrov, Goffin… algunos lo llaman la generación perdida.
Nunca lo había escuchado. Perdida no lo creo, han jugado y están jugando un tenis increíble, pero sí es cierto que les tocó hacer frente a Rafa, Roger, Djokovic o Murray. Hubo un momento en el que esos cuatro fantásticos parecían imbatibles para el resto. Delpo tuvo la mala suerte de lesionarse, pero si no hubiera estado ahí también.
Pero Kei les ha ganado a todos ellos.
Eso es lo bueno, que ha hecho cosas importantes, pero de ahí a ganar un Masters 1000 o un Grand Slam hay que hacer un extra.
¿Puede ser este al año donde toque premio?
Puede ser, depende de quien venga. Este año está todo muy raro, hay un cambio, veo mucha gente nueva ganando y los top no están tan firmes como estaban en su momento. Veremos cómo sigue la temporada, ojalá sea este año cuando podamos dar el golpe, hay que seguir trabajando con humildad y con la mente lista.